Juanjo Ballesteros
El fútbol a veces te las devuelve. El Real Jaén bien lo sabe. Minuto 92 en el Nuevo Estadio de la Victoria del partido de vuelta de la tercera ronda de ascenso a la Liga Adelante. El graderío con el corazón en un puño después de que Santi Villa fallara un penalti apenas un minuto antes, el Huracán de Valencia con dos jugadores expulsados y un contragolpe que podía haber dejado a los jiennenses un año más en la categoría de Segunda B. La afición tuvo por unos instantes un ‘déjà vu’ en el que retrocedió al año 2009, donde aquel fatídico resbalón de Galera, impulsó al Villareal B a Segunda División. Sin embargo, esta vez el grandulón ariete Fabiani se encontró al malagueño Gaitán, que evitó una segunda catástrofe. Al lateral derecho malagueño le salieron dos alas para saltar en el momento justo al lugar preciso y verificar el sueño que tanto tiempo llevaba esperando la provincia jiennense. El balón, esta vez, no entró.
Un bonito final, justo aunque parezca mentira, que dejó el sabor a gloria en el paladar de los 15.000 aficionados presentes en el estadio. Tanto Galera como Gaitán vestían el dorsal número dos. Tanto Galera como Gaitán trataron despejar con el corazón el esférico antes de que traspasara la línea de cal. Cuatro años después el ímpetu de Galera y Gaitán se fusionaron, para que las gargantas jiennenses gritaran al unísono ¡A segunda, oé!