Parece tremendamente aventurado, a estas alturas y después de lo que estamos viendo, un titular así, pero empieza a haber síntomas claros del asentamiento del Real Jaén en la categoría y todo apunta a que empieza a coger ritmo. No va a ser fácil que, aún controlando el centro del campo en estadios míticos de la Liga Adelante, los de Manolo Herrero salgan siempre victoriosos –y eso incluye empates a domicilio-, sin embargo, sí que toma forma la máxima del técnico iliturgitano del día en el que el equipo maravilló ante el Girona: “Jugando así estaremos más cerca de la victoria que de la derrota”.
Sigue faltando pegada, pero no quien salga al rescate del gol y que al final del encuentro en El Molinón la sensación fuera de haber dejado escapar los tres puntos dice mucho de este cuadro de profesionales que, sin fuegos de artificio, creen que todo es posible.
Jaén adolece en demasiadas capas de su existencia de ese espíritu de superación que los jugadores del principal equipo de la provincia están poniendo sobre el tapete verde cada domingo. El conjunto del Santo Reino no ha luchado tanto tiempo ni ha ascendido con tanto sufrimiento para entregar la cuchara a las primeras de cambio. Da vértigo –lo venimos contando incesantemente-, el nombre y el mapa de esta Segunda División que es más que nunca una “Serie B” y aún así, Jaén nunca se rinde y estos jugadores saben hacer buen fútbol y obtener resultados.
La temporada podría terminar de arreglarse de ser capaces de vencer este miércoles al Deportivo de La Coruña. No va a ser sencillo porque tampoco los gallegos creo que estén por la labor de “tirar” ya la Copa del Rey. A todos, incluso a los que en su día fueron grandes, les interesa hacer caja y en ello están. A ver si hay suerte y por San Lucas nos llevamos otro alegrón como el de la pasada temporada y las maltrechas arcas despegan también.