Alejandro Copete
El año pasado en Segunda División, el Real Murcia era un muerto viviente, un zombie. Situados en la zona baja de la tabla a pocas jornadas del final, todo apuntaba a que el equipo pimentonero descendería a la Segunda B tras deambular por los terrenos de juego. El club con más años en la categoría parecía que volvería a empezar de nuevo un calvario deportivo, económico y personal.
Pero ocurrió el “milagro”. El descenso administrativo del Guadalajara permitía que Real Murcia, Huesca y Racing de Santander tuvieran una última oportunidad de redención, de expiar todos los pecados de un año en 90 minutos, en ganar en un partido lo que no habían conseguido en los 41 anteriores. Y el gato al agua se lo llevo el equipo grana con un tanto de Matilla (hoy en el Betis) ante la UD Las Palmas. La fiesta en la Nueva Condomina estalló tras conocerse el empate del Huesca, el único que dependía de si mismo. Un año más en la categoría de plata.
El Real Murcia había resucitado de entre los muertos, pero ahora viene lo difícil. Con apenas presupuesto, Julio Velázquez fue el elegido para llevar los mandos de la nave pimentonera con la idea de no sufrir este año. Y de momento lo llevan bien, situados en la zona más que noble y con una racha de 6 jornadas sin perder. Un no-muerto entre los que están llamados a ser grandes.
El “Loco” Acciari suma otro año en Murcia, convirtiéndose en una leyenda del club y en el extranjero con más partidos en Segunda División. El centro del campo es suyo y de nadie más. El peligro es la dupla Saúl – Kike, con 7 dianas entre los dos, siendo el club grana de momento el segundo equipo más goleador de la categoría. Veteranía en las bandas con Iván Moreno y Albiol y experiencia de primer nivel en la portería con Casto Espinosa.
¿Será el Real Murcia capaz de aguantar el tirón y sobreponerse a la permanencia? ¿Buscará con ahínco el ascenso? ¿O volverá a sufrir un año más con el miedo de ser enterrado al final de la liga? Este domingo se escribirá una nueva página del Necronomicón.