Alejandro Copete
Renovarse o morir. Una de las máximas más importantes de la vida y también del fútbol. Eso es así porque, en el fondo, ambas cosas vienen a ser lo mismo. José María del Nido y Monchi tuvieron este verano pasado un importante dilema, vender los últimos vestigios de aquel Sevilla de los títulos que se convirtió en un rodillo en la Liga y en Europa; para empezar desde cero un proyecto que, tras años de lento declive, volviera a estar entre los nombres importantes.
Y con las marchas de Negredo y Navas, dos de sus pilares básicos, han llegado jugadores con mucho futuro y proyección, como Gameiro, Iborra, Vitolo y Carriço. Quizás el gran número de incorporaciones y salidas es lo que está haciendo que Unai Emery no encuentre de momento con la tecla adecuada en un equipo donde el nuevo ídolo, la nueva figura que ilumina el Sánchez Pizjuán es el croata Ivan Rakitic. Es solamente cuestión de tiempo que lo haga.
El equipo sevillano llega a Jaén en mitad del parón por los compromisos internacionales, por lo que seguramente sea el momento para los menos habituales y aquellos que necesiten minutos de rodaje para estar preparados para la competición. O incluso de algún joven valor del filial que espere su oportunidad. Aún así, los aficionados esperan ver un partido por el Trofeo del Olivo lleno de pasión, diversión y disfrute para todos.