Juan Toral // @juatorsan
Desgraciadamente, el deporte tiene su cara amarga en forma de una lesión que haga frenar el sueño de todo aquel que la sufre. Ya seas deportista de élite o simple aficionado, sufrir una lesión importante supone la pérdida de calidad de vida, el ver como tu ritmo vital se frena y tu salud, tanto física como mental se ve mermada.
En las últimas semanas, el ligamento cruzado anterior (LCA) se ha puesto otra vez de moda por la relevancia de los lesionados: en cuestión de días el jugador del Málaga CF Tisonne, la joven perla Jesé Rodríguez o el candado del FC Barcelona Víctor Valdés, sufrían esta lesión., al igual que a comienzo de temporada pasara con Dani Martín, jugador del Jaén Paraíso Interior. Un chasquido en la rodilla, la sensación inmediata de bloqueo y el miedo al punto sin retorno donde tus sueños se resquebrajan al igual que el ligamento que da estabilidad a la rodilla.
¿Se puede recuperar uno de esta lesión? Gente como Pepe, Simeone, Ancelotti, Ronaldo…que en la oscuridad del ostracismo encontraron el camino para recuperarse y hacerlo con más fuerza.
¿Mejor operarse u optar por una conducta expectante?¿De pasar por el quirófano, cuando es mejor hacerlo? A continuación quiero aclarar algo más sobre este lesión.
El ligamento cruzado anterior (LCA) es una estructura anatómica vital para la estabilidad de la rodilla y su correcta biomecánica. Es una estructura intraarticular y extrasinovial, situada en la escotadura intercondílea de la rodilla, que discurre oblicuamente, desde su inserción a nivel de la región antero- medial del platillo tibial, hacia atrás, arriba y afuera, hasta la porción medial del cóndilo femoral lateral
Es un ligamento situado en el interior de la articulación de la rodilla, de pequeño tamaño pero de gran importancia funcional. Se denomina cruzado por adoptar dicha disposición en el espacio, en relación al denominado ligamento cruzado posterior (LCP), y a los ejes de la rodilla, tanto en el plano frontal como sagital o lateral.
Las funciones del ligamento cruzado anterior son:
– Evitar el desplazamiento hacia delante del fémur sobre la tibia
– Estabilizar la rodilla cuando se produce la rotación
Las lesiones del LCA son bastante prevalentes y se incidencia se sitúa en torno a 0.30/1000 habitantes en la población general. Esta incidencia es notablemente más alta en los deportes de contacto y los que exigen girar sobre la rodilla, como ocurre en el fútbol, baloncesto o en el esquí. Las mujeres que practican actividades deportivas tienen, entre 2 y 8 veces, más roturas de LCA que los hombres que practican los mismos deportes. Entre las posibles causas se han señalado las diferencias en el ángulo Q, la morfología de la articulación de la rodilla, las dimensiones pélvicas, el entrenamiento y el estado hormonal durante el ciclo menstrual.
Tratamiento quirúrgico vs Tratamiento Conservador
(extraído de revisión Cochrane)
La rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) es una lesión frecuente de la rodilla que a menudo tiene como resultado una rodilla inestable. El tratamiento quirúrgico, que generalmente incluye la reconstrucción del ligamento, se usa ampliamente, especialmente en los individuos activos. Esta revisión identificó dos ensayos aleatorios (324 personas) que probaban los métodos de tratamiento no actualizados. La reparación quirúrgica o la reparación con reforzamiento del ligamento proporcionó una mejor estabilidad de la rodilla durante las actividades diarias y las actividades agotadoras, que el tratamiento no quirúrgico. La recuperación funcional fue similar con los dos tratamientos. Sin embargo, menos personas, necesitaron una reconstrucción u otra cirugía adicional de la rodilla dentro de los 13 a 55 meses después de la reparación quirúrgica que los que tuvieron el tratamiento conservador. No hubo información disponible a largo plazo sobre la aparición de artritis. En términos generales, estos estudios presentaron algunas pruebas de que el tratamiento conservador (inmovilización, aparato ortopédico en la rodilla, fisioterapia) a menudo proporcionó resultados de recuperación aceptables. No se encontraron ensayos aleatorios que compararan los métodos modernos de cirugía con los métodos actuales de tratamiento no quirúrgico de estas lesiones.
Se recomienda la cirugía de reconstrucción de ligamento cruzado anterior de forma sistemática, en enfermos por debajo de 40 años si la lesión se acompaña de manifestaciones clínicas de inestabilidad.
En enfermos mayores de 40 años ha de matizarse la indicación en función del grado de actividad física o de la profesión pero siempre se da el criterio del medico el que debe indicar en cada caso la cirugía adaptando una solución concreta para cada individuo.
Más información que apoya la intervención quirúrgica:
En la mayoría de los casos, si practica deporte y el ligamento cruzado afectado es el anterior, el tratamiento consiste en cirugía. Si se trata del ligamento cruzado posterior, se aplica la cirugía si el tratamiento conservador no ha funcionado y la rodilla sigue siendo inestable.
Si se emplea la cirugía, la intervención puede realizarse inmediatamente (en las primeras horas tras el accidente) o más tarde (en cuanto disminuye la inflamación y puede estirar la rodilla totalmente y puede doblarla hasta cierto punto). En la mayoría de los casos, la cirugía se realiza de dos a cuatro semanas después de la rotura del ligamento cruzado. Las desventajas del tratamiento quirúrgico de la rotura del ligamento cruzado son la duración de la rehabilitación y la tardanza en recuperar la capacidad para trabajar (unas 16 semanas).
En caso de una rotura del ligamento cruzado anterior, el tratamiento quirúrgico suele tener resultados satisfactorios: las posibilidades de que pueda volver a practicar deporte son buenas. Sin embargo, en el caso de la rotura del ligamento cruzado posterior las posibilidades de éxito de la reconstrucción de los ligamentos son menores, aunque tras la cirugía la rodilla suele recuperar bastante estabilidad.
Postoperatorio
Tras la operación de una rotura del ligamento cruzado es necesario un tratamiento postoperatorio para garantizar su éxito: como la rodilla no puede soportar el peso normal de inmediato, el médico le coloca una férula especial. Debe llevar esta protección en la rodilla de seis a doce semanas, dependiendo de la estabilidad del reemplazo del ligamento cruzado. También es necesaria la fisioterapia tras la cirugía, para fortalecer la musculatura del muslo e ir cargando la rodilla gradualmente con más frecuencia y peso.
Rehabilitación
El proceso de rehabilitación es clave en la reconstrucción del ligamento cruzado anterior. Es imprescindible que el paciente comprenda bien todo el proceso para poder recuperar el 100% de la función de la rodilla. Una de las complicaciones más frecuentes después de una cirugía del ligamento cruzado anterior (LCA) es la pérdida de movilidad, especialmente la EXTENSIÓN. Esto conduce a cojera, debilidad del músculo cuádriceps y dolor en la región anterior de su rodilla. Muchos estudios han demostrado que el peor momento para realizar al cirugía del LCA es cuando la misma es realizada con la rodilla HINCHADA, DOLOROSA Y CON POCA MOVILIDAD. Por lo tanto, este riesgo es minimizado si la cirugía se retrasa una vez el momento de inflamación agudo haya pasado, haya disminuido mucho la inflamación, recupere una movilidad completa o casi completa y pueda caminar prácticamente normal.
Las fases aproximadas después de la cirugía son las siguientes:
FASE Ia (0-2 semanas): tiene como objetivo eliminar el derrame, ganar la extensión completa y recuperar el control de la pierna
– uso inicial de muletas con apoyo parcial de la pierna intervenida hasta apoyo completo según tolerancia
– ejercicios isométricos de cuádriceps (elevación de la pierna)
– ejercicios de extensión de la rodilla hasta que sea exactamente igual a la rodilla sana
– mantener la rodilla en extensión, no iniciar la movilidad
– no realizar ejercicios de isquiotibiales
– no realizar ejercicios de cadena abierta
FASE Ib (3-4 semanas): incorporar ejercicios de movilidad y de carga
– uso inicial de muletas con apoyo parcial de la pierna intervenida hasta apoyo completo según tolerancia
– iniciar flexión llegando hasta al menos 90º al final de la Fase
– continuar con:
- Ejercicios isométricos de cuádriceps (elevación de piernas)
- Ejercicios de extensión de la rodilla hasta que sea exactamente igual a su rodilla sana
- No realizar ejercicios de isquiotibiales
- No realizar ejercicios de cadena abierta
FASE II (desde semana 4 hasta lograr los objetivos de la fase): su objetivo es normalizar el paso, tener movilidad sin dolor y poder estar de pie sobre la pierna intervenida
– sin usar muletas
– ganar flexión completa pero evitar flexión forzada
– ejercicios isométricos de cuádriceps y en cadena cerrada hasta 70º de flexión
– ejercicios de isquiotibiales si su LCA ha sido reconstruido con otros tendones
– ejercicios de balanceo y de propiocepción
– estiramientos musculares
– no realizar ejercicios de cadena abierta
FASE III (desde objetivos cumplidos de fase II hasta semanas 12-16): su objetivo es tener un control sin dolor con ejercicios livianos y de bajo impacto.
– ejercicios de cuádriceps de cadena cerrada y de cadena abierta
– iniciar ejercicios de isquiotibiales a las 8 semanas si el LCA fue reconstruído con estos tendones (en caso contrario se inician a las 4 semanas)
– ejercicios de balanceo y de propiocepción
– movimientos de control desde monoplanares a multiplanares
– ejercicios de impacto controlados
FASE IV (desde objetivos cumplidos de fase III hasta semana 24-40): su objetivo es tener un buen control neuromuscular en ejercicios deportivos específicos de bajo impacto
– ejercicios deportivos de bajo impacto
– ejercicios pliométricos
– correr distancias cortas y de forma progresiva
– continuar fortalecimiento de cuádriceps e isquiotibiales
– fortalecimiento de cadera y tronco
FASE V: regreso a cualquier actividad deportiva
Aunque es común tener la sensación de que la rodilla se encontraba de forma óptima desde hace semanas, el ligamento reconstruido atraviesa un periodo de remodelación que incluso llega a necesitar hasta 2 años para completarse. De cualquier manera, exceptuando los casos de deportistas de élite que requieren una incorporación precoz a su deporte, en los casos donde la práctica deportiva es más de tipo ocioso, se aconseja evitar la actividad hasta 8-10 meses después de la cirugía.
Mucho ánimo para todas las personas que luchan día a día por recuperarse de esta lesión, que merma físico y mente. Hoy será el primer día del resto de la rehabilitación. ¡Sí se puede!