Francisco Trillo // @chescotrillo
Al lesionarse, la persona experimenta una serie de sensaciones físicas y psicológicas, saber manejarlas permitirá una mejor aceptación de la lesión y adhesión al tratamiento para reincorporarse a la actividad física y deportiva de manera satisfactoria.
Con la lesión aparecen asociados al dolor físico propio de esta, una serie de variables que determinarán el proceso de recuperación y tratamiento en gran medida. Cada vez existen menos dudas de la influencia que determinados factores psicológicos tienen en el riesgo de lesión del deportista. Desde el ámbito científico de la psicología se sabe que los factores psicológicos tienen influencia en el hecho de que las lesiones ocurran.
El jugador, al lesionarse, empieza a tomar consciencia de cómo su situación cambia de manera inmediata por este hecho. La lesión deportiva adquiere relevancia por su influencia directa sobre el rendimiento deportivo y por las consecuencias personales y sociales que rodean a esta (Buceta, 2008):
- Cambios del entorno deportivo: compañeros que progresan en su posición, reajustes, cambios de posiciones…
- Interrupción o limitación de las actividades extradeportivas habituales como la asistencia al trabajo o al centro de estudios.
- Cambios en la vida personal y familiar debido a la disminución de la posibilidad de realizar tareas (no puede vestirse solo e, incluso, no puede estar solo).
- Alteraciones emocionales: sentimiento de aislamiento, dudas sobre la capacidad de rendir al mismo nivel, presión por competir, ansiedad por el “quédirán”, pensamientos sobre una posible recaída de la lesión…
Durante los dos o tres días posteriores a una lesión (sobre todo si ésta es grave y el deportista es de alto nivel) la persona se ve inmersa en una burbuja de cambios que debe afrontar. Aparecen síntomas de estrés generados por estar sometido a presiones por parte de la prensa, sus compañeros y entrenadores se preocupan por su estado, así como otras personas que se han relacionado con él durante su trayectoria y vida personal. Pero es con el paso de los días cuando el deportista empieza a notar que estas muestras de apoyo, poco a poco, van diluyéndose y sólo van quedando las personas más cercanas junto a él. La madre/padre y la novia/o. Con mucha suerte, el entrenador y algún compañero del equipo muy amigo (cuando hablamos de deportes de equipo).
Es en este momento cuando aparece la fase psicológica más importante a tener en cuenta. A nivel emocional, el deportista siente el poco apoyo social con el que cuenta, experimenta sensaciones de soledad (sólo se relaciona con el fisioterapeuta y médicos mientras sus compañeros entrenan), experimenta ansiedad y estrés, fruto de las dudas que le genera ver cómo puede afectar la lesión a su futuro rendimiento, al mismo tiempo que observa en los entrenamientos como sus compañeros mejoran.
Intervención psicológicaen la lesión deportiva
La mayor parte de los trabajos indican el estrés como factor principal que, relacionado con otras variables, aumentan la probabilidad de lesión (Andersen y Williams, 1988) y dificultan la adhesión al tratamiento (Olmedilla, 2009).La intervención psicológica en lesiones deportivas debería de tener en cuenta aspectos tales como:
- Mejorar la formación de los técnicos:Una de las principales fuentes de estrés psicológico. En el trato al jugador es fundamental la información de factores de riesgo, preparación física y hábitos deportivos. Apoyo constante por parte del cuerpo técnico en el proceso de rehabilitación.
- Entrenar recursos psicológicos orientados al manejo del estrés: Potenciando la confianza psicológica del jugador. Visualización del proceso de recuperación y reincorporación, entrenamiento en relajación, orientación hacia valores, trabajo en autonomía e imagen de sí mismo, trabajo en cohesión grupal…
- Involucrar al deportista en el proceso de tratamiento: Trabajo multidisciplinar con el tridente: servicios médicos, cuerpo técnico y jugador.
- Información sobre la lesión, protocolo de tratamiento e intervención.
- Planificación: Establecimiento de objetivos y metas realistas, a corto (objetivos específicos) y largo plazo (objetivo general).
- Permitir al jugador tomar parte del proceso de decisión en el que pueda volver con seguridad a entrenar y a la competición
- Modelado : Análisis de videosde otros compañeros con la misma lesión, acciones exitosas y erróneas y entrenamientos simulando condiciones de competición.
Sería un grave error centrarnos sólo en el deportista como un objeto que tiene que ser reparado y mientras tanto se encuentra en una especie de “taller” o “centro médico” donde lo tratarán y cuidarán para que en el plazo estimado que han dado los médicos vuelva a la competición en las mismas condiciones físicas y técnicas en las que lo vimos por última vez. En este sentido la reincorporación a la actividad deportiva y cotidiana tiene que ser un binomio tanto físico como mental para reducir el riesgo de recaídas y mejorar la adaptación en su vuelta a la normalidad.
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