Alejandro Copete // @Ale_Copete
Todo lo que sube tiene que bajar. Ley máxima que no admite discusión en cualquier parte del Mundo. También en la Comarca de El Bierzo, que tenía como ejemplo de ese axioma a la SD Ponferradina y sus pasos fugaces por la categoría de plata como equipo ascensor. Hasta el año pasado, que se obró el milagro no solo de la permanencia, sino que incluso se rozó con los dedos pelear por el ascenso en los Play-Offs.
Sin embargo, ese ascensor que se mantuvo cerca del ático ha vuelto a bajar y se acerca peligrosamente al sótano. Los blanquiazules se encuentran en la misma posición que el Real Jaén: ambos con 48 puntos y contando las horas del reloj para que la temporada se acabe. Aunque cabe decir que de los últimos rivales que han tenido los jiennenses, es la Ponferradina el que “mejor” llega animicamente. Pero llega el momento de la verdad, llega el momento donde aún puedes depender de tí mismo para evitarte problemas mayores. De momento, los sueños pasados tendrán que esperar.
Sigue manteniendo la “Ponfe” un bloque con jugadores veteranos que conocen muy bien la Segunda División e incluso la máxima categoría. En defensa llegó en invierno el lateral Bellvís para reforzar la zaga, mientras que son el capitán Jonathan Ruiz y el centrocampista Acorán los jugadores de más confianza de Claudio Barragán, ya que ambos superan los 3.000 minutos disputados esta temporada. Mientras, en el ataque, puede ser que vuelva Yuri tras su lesión, el único foráneo en un once formado por jugadores nacionales que ha sido la tónica en las últimas jornadas.
Como decíamos, la SD Ponferradina ha aparcado este año los logros de la pasada temporada. Se conforman con seguir sumando un año más en la categoría de plata, que sería su 5ª temporada y 3ª consecutiva. Pese a tener 92 años, su trayectoria deportiva ha sido muy humilde. Es ahora cuando los habitantes de El Bierzo disfrutan de los que ellos consideran la “élite” del fútbol profesional. Quizás eso nos enseñe a que, a veces, hay que conformarse con lo poco que tienes porque hay muchos que no tienen nada. Y en el Tolarín, ese viejo castillo del Reino de León, siguen esa ley como un dogma. Tanto como la Ley de la Gravedad.