Alejandro Copete // Ale_Copete
Todo empieza en África. Desde el comienzo de los tiempos, muchos pueblos han dejado su impronta en esa tierra siempre relacionada con el misterio y con el sonido de tambores y cánticos ancestrales, pero también han conseguido llevar su herencia a todos los lugares del mundo. África es el Alfa. En el norte del continente vivieron hombres majestuosos, que se creyeron dioses; vivieron también nobles guerreros que se atrevieron a desafiar a los invencibles y fue por último el puente por donde desembarcó un califato que pasó a la Historia. Y ahí está Melilla y su equipo de fútbol.
La UD Melilla se encuentra en una encrucijada parecida a la de la ciudad. ¿Es Europa o es África? ¿Es cristiana o árabe? ¿A quién pertenece el club? Tras 28 años seguidos en la Segunda B y tras haber conocido los riesgos del descenso y los sueños (frustrados) del ascenso, parece que nunca llega la hora del cambio, aunque muchos envidiarían la estabilidad del equipo azulino. ¿Soñar, sufrir o calma chicha? De momento la moneda este año está saliendo cruz, tras sumar los melillenses 2 puntos de los últimos 15 posibles y no conocer la victoria desde el 14 de septiembre. Situados en puestos de descenso, los nervios están haciendo de las suyas.
La cosa va de encrucijadas y paradojas. El conjunto de la Ciudad Autónoma destaca por su faceta goleadora pero también por su fragilidad defensiva. Siempre mojan pero nunca salen imbatidos. Tiene mucho trabajo Fernando Currás (de jugador de la UD Melilla a entrenador en 3 años) para mejorar en ese aspecto. Mientras, los goles los siguen poniendo el medio centro David Sánchez (llegó a jugar en primera y debutó en Champions League) y todo un símbolo: Chota. 39 años, máximo goleador histórico y jugador con mayor número de partidos oficiales jugados. Y además natural de Melilla.
Una apuesta por lo local promovida desde el Gobierno de la ciudad, que por decreto establece que un 75% de la plantilla sea de la tierra. Una forma de ayudar a todo un pueblo que debe sentirse extraño debido a sus circunstancias. España en África. Un puente hacia todo un crisol de culturas que conviven en Melilla, un paso previo hacia el que erróneamente se conoce como el viejo continente. Los viejos de verdad están en África.