Alejandro Copete // @Ale_Copete
El equipo extremeño natural de Arroyo de la Luz lleva todo el año haciendo espeleología por el grupo IV de la Segunda División B. Parece ser su sino año tras año, cambie lo que cambie, el club arlequinado está condenado a sufrir. Pero ya se sabe, sufirir es signo de que aún estás viviendo. En puesto de play-off por la permanencia, solamente el gol-average es lo que les hace salir en tono casi rojo en las tablas. Cualquier suma de puntos beneficia al Arroyo que se ha conjurado para que, por lo menos, los partidos en casa acaben con buen sabor de boca para todos.
La directiva, formada en su totalidad por mujeres (algo que personalmente creo que puede ayudar mucho a este deporte) tuvo que afrontar en verano una revolución en la plantilla donde solamente 3 jugadores seguirían formando parte del equipo. Ahora en invierno ha ocurrido una mini revolución dentro de la revolución. Ya sea por lesión, por motivos personales o por traspasos a otros clubes, se han ido jugadores que habían disputado muchos minutos y aportado goles al Arroyo, como por ejemplo Barrancos y el delantero Chacopino. Los últimos en llegar al vestuario extremeño son “Casi” y Pablo Gallardo, zaguero experimentado que vuelve de un viaje exótico a la India. Pero por problemas de papeleo, lo más probable es que no jueguen contra el Real Jaén.
También volvió Iván Moya, mediocentro que contribuyó el año pasado en los 6 meses que salvaron de nuevo de la Tercera División al Arroyo CP. José Francisco Grau, “Pato”, el entrenador que propició tal hazaña mantiene su filosofía de equipo aguerrido, fuerte e intenso; de bloque sólido donde nadie destaca por encima de nadie y que saca máximo rendimiento a las dimensiones y características de su Estadio Municipal. Le pesa ser, empatado con el Córdoba B, el equipo menos goleador de la categoría. Eso en general, en particular, las continuas lesiones en la zaga defensiva. Nando se está convirtiendo en nuevo referente defensivo reconvertido desde el mediocentro y arriba esperan la mejor versión de Coco y que Rojas aumente su cifra de 4 goles.
Aunque el número de abonados ha bajado respecto al año anterior, en Arroyo de la Luz la química entre equipo y afición es especial. El deporte es una buena forma de sacar pecho y estar orgulloso del lugar donde has nacido, crecido y vivido. Aunque en ese pequeño pueblo cacereño siempre parece que sus estancia en el bronce son sinónimo de sufrimiento, no parece que vayan a abandonar ahora ni nunca.