Alejandro Copete // @Ale_Copete
Al filial del Córdoba le ha podido venir bien el parón navideño. No por aquello de reunirse con la familia, disfrutar de los momentos hogareños que trae la Navidad y por afrontar el 2015 con espíritu renovado; sino que de esta forma paraba temporalmente una racha de 6 puntos ganados de los últimos 33 disputados. La última victoria se remonta al mes de noviembre frente al Lucena, algo que ya queda muy lejano. Aunque suena a broma rancia, los pequeños Califas no ganan desde el año pasado. El club blanquiverde ocupa con 19 puntos el puesto que otorga la eliminatoria por la salvación al final de la temporada.
Se trata de la segunda temporada del Córdoba B en la categoría de bronce. El año pasado se salvó a falta de una jornada, algo que se consideró todo un éxito. Y de momento, sus funciones son las que se esperan de una cantera: una fábrica donde se construyen series enteras de futbolistas dispuestos a reforzar la maquinaria principal o bien ser tratados como mercancía para sacar beneficios extras para las arcas, algo que en un club tan humilde y siempre más pobre que rico como es el de la ciudad califal viene de perlas. Los últimos ejemplos son jugadores que el año pasado eran básicos en el filial como Campadabal o Pinillos, ahora en el primer equipo; y otros que han volado lejos, como Bernardo Cruz o Dani Espejo, este último al Atlético de Madrid B.
Los que quedan en plantilla y los nuevos que llegaron para susplir dichas bajas son los típicos de un filial: jóvenes con proyección, más futuro que presente. Pero algunos de ellos destacan por su experiencia, entre los que se incluye a Damian Petcoff, el centrocampista argentino ya conocido por la parroquia jiennense. Cabe destacar la velocidad del ataque cordobés, sobre todo por bandas, pero también se trata del equipo menos goleador del grupo IV de la Segunda B. Los pupilos de José Antonio Romero, 19 temporadas ligado al Córdoba en diferentes puestos, confían en el rumano Florin, delantero llamado a ser hombre que juegue en Primera (hasta ha marcado ya en Copa del Rey en el famoso partido de la niebla londinense en el reino de Abderramán) y José Fran, el interior izquierda que cuenta con muchos minutos esta temporada.
Como decíamos, el parón navideño puede haber sido utilizado por el filial para reflexionar e intentar cambiar la dinámica. Es lo que todos hacemos en los momentos previos a las campanadas, momentos de mirar atrás para directamente mirar hacia delante, hacia lo desconocido, lo tenebroso, lo críptico…esperando que nos sea favorable. Y en la ciudad que fue la gloria de antaño lo hacen, sobre todo cuando el primer equipo tampoco está de dulce y, llegando el mercado invernal, quizás les convenga más a la directiva mirar hacia abajo, hacia lo que se guarda en la propia casa, que echar un vistazo al mercado. Para los jóvenes de un filial, esta es la mejor motivación que pueden tener, más que la de un puesto más arriba o más abajo en una tabla clasificatoria.