Alejandro Copete // @Ale_Copete
Tardó mucho en despegar, pero el avión melillense se encuentra surcando los cielos y rozando por abajo las nubes del Play-Off por el ascenso. Llegaron al mes de diciembre con muchas dudas y solamente 2 victorias en su casillero. El veterano de la categoría de bronce peligraba incluso abandonar este lugar donde se ha acomodado durante 28 largos años. Como si flotara en gravedad cero y de repente entrara en atmósfera. Pero el chip cambió. El equipo empezó a funcionar, a anotar goles, a defender y desde el 20 de diciembre los números son estratosféricos: 8 victorias, 1 empate y 2 derrotas que los han convertido en candidatos a pelear por subir. Y llega un partido entre clásicos que puede marcar el futuro de ambos equipos.
¿A qué se debe este paso hacia delante de los pupilos de Fernando Currás (exjugador lagarto)? Un equipo ordenado en el terreno de juego, que ha aprendido a saber administrar los goles anotados y los recibidos y que ante los equipos de la planta noble del grupo IV se esfuerzan con una presión muy arriba para no dejar jugar al rival. Tras recuperar a los efectivos perdidos en la tangana final del Carranza, el partido en la capital del Santo Reino promete ser aguerrido, como un duelo medieval donde sólo el ganador conseguirá el reconocimiento de la noble Dama de Plata.
Todo el mundo en la ciudad autónoma, desde el Gobierno que es el mecenas del club y el que manda por decreto que la mayoría del equipo sean jugadores locales; pasando por la directiva y por la soberana afición ha tenido paciencia en el bloque y en el proyecto. El sevillano Nando de la Rosa, debido a los problemas atrás, se está adaptando muy bien al puesto de defensa. La manija la sigue llevando David Sánchez y lo único que pesa es la irregularidad del portero Álvaro y la eficacia de la delantera, con jugadores como Pedro Conde que se desfogan partido tras partido por su trabajo, pero apenas huelen puerta. Chota, incombustible, desde el banquillo la mayoría de las veces, es el encargado de perforar las porterías rivales como el jugador número 12.
Enésima oportunidad para el equipo azulino de abandonar la Segunda B y probar las maravillas del Oasis que significa jugar en una categoría más alta. El ascenso en Melilla sería como lluvia en el desierto. Y ya cantaban los TOTO, Dios bendiga la lluvia en África.