Juanjo Ballesteros // @jj_ballesteros
Una jornada más tenemos que lamentar la agresión a un colegiado de nuestra tierra. Esta vez ha sido un árbitro del colegio de Linares que decretaba este domingo el encuentro del grupo noveno de la Tercera División entre el CD Huétor Tájar y el Antequera CF en el estadio Miguel Moranto de la localidad granadina. El pitido final daría comienzo a un episodio bochornoso. Tal y como informa el colegiado afectado en el acta, al concluir el partido se produjo una invasión de campo de entre cuarenta y cincuenta personas situadas en la grada frente a los banquillos, portando camisetas con el escudo del CD Huétor Tájar: “estos aficionados se dirigieron hacia mi asistente número dos y hacia mí, haciéndonos un corro que nos imposibilitaba la llegada a vestuarios”.
Uno de los puntos a destacar que puntualiza el colegiado, es que el asistente número uno, ubicado en el paso de vestuarios, observa que una persona había abierto previamente la valla que delimita la zona del público y el terreno de juego, permitiendo la entrada a los aficionados anteriormente señalados. Asimismo, denuncia que intentó localizar al delegado de campo para nuestra protección, sin llegar a localizarlo ni en el terreno de juego, ni en el paso a vestuarios. Con esa desagradable tesitura, el trío arbitral aceleró “el paso con la intención de alcanzar la puerta de nuestro vestuario cuanto antes”. Pero ahí entró en escena el supuesto agresor, que le propinó una “bofetada por detrás con la mano abierta en mi mejilla y oreja izquierda, produciéndome un pitido en el oído izquierdo, un posterior mareo en el vestuario y un dolor permanente en la mandíbula”, tal y como señala el árbitro jiennense.
Así las cosas, intentaron identificar a la persona que había protagonizado tan repulsiva acción, consiguiéndolo las Fuerzas de Orden Público que se personaron en las instalaciones tras ser avisados por el informador del encuentro al concluir el mismo. El calvario de los jueces del Huétor Tájar-Antequera continuaría unos metros más adelante, ya que “cuando conseguimos separarnos un poco del grupo de espectadores que nos rodearon, llegamos a la puerta del vestuario arbitral donde nos esperaba el asistente número uno con la puerta cerrada». El colegiado aserera que hasta que el conserje de las instalaciones llegó a la puerta para abrirla, pasaron unos veinte segundos, suficientes para que los alborotadores, que se encontraban a menos de un metro del trío arbitral, siguieran “increpándonos, llegando a arrojarnos dos botellas de un litro y medio de agua llenas y con tapón, sin llegar a impactarnos ; y varios vasos de plástico con hielos y bebidas alcohólicas por el olor que desprendían nuestras camisetas, que sí llegaron a impactar en la espalda de mi asistente número uno”.
Tal y como ha podido saber esta redacción, el supuesto agresor ha sido denunciado por el colegiado, que tuvo que ser asistido en el centro médico del municipio granadino.