Juan Toral // @juatorsan
El verano ya está aquí. Los telediarios abren a diario con las temperaturas y el mercurio parece empeñado en elevarse hasta techos históricos. Hace calor, mucho calor: el sur echa humo, los magazines más informales volverán a freír un huevo sobre el asfalto, nuestros bosques volverán a ser desgraciados protagonistas por la imprudencia de alguno que hará que nuestros pulmones geográficos ardan y patologías como el golpe de calor se escucharán por algún percance que lo convierta en noticia.
Hay gente que no abandona la práctica deportiva sea cual sean las condiciones climatológicas, o que trabajan de sol a sol (nunca mejor dicho); hay también personas tan frágiles que quedan expuestas a esta situación térmica. Es por ello que conviene hacer un recorrido sobre una realidad que nos acompañará en los próximos meses, en un periodo estival que debido al cambio climático parece dilatarse en el tiempo. Hablaremos sobre el golpe de calor, una enfermedad potencialmente grave y mortal que debemos saber identificar para actuar con la máxima rapidez posible
DEFINICIÓN
El golpe de calor es el aumento de la temperatura corporal que suele producirse tras una exposición prolongada al sol o por hacer ejercicios en ambientes calurosos o con poca ventilación hasta el punto que el cuerpo termina perdiendo agua y sales esenciales para mantener las funciones vitales como la termorregulación a través de la sudoración, siendo imposible compensar el exceso térmico, que suele presentarse tras dicha exposición, pero que también puede diferirse en unos días
Es un síndrome potencialmente fatal, el más grave de los efectos nocivos del calor.
Como curiosidad, indicar que el primer caso de fallecimiento por golpe de calor se remonta a los escritos de la Biblia, donde Manasés (Rey de Judá, hijo y sucesor de Ezequías que gobernó del 697 al 642 a.C.) murió a consecuencia del tema que traemos entre manos.
Aparece con más frecuencia entre las 24-48 primeras horas de una ola de calor, cuando aún no se han puesto en marcha los mecanismos de aclimatación, sobre todo si las temperaturas ambientales alcanzan los 30 ºC y la humedad ambiental es superior al 60%. Reconocer esta situación y bajar la temperatura es una urgencia vital.
PERSONAS MÁS VULNERABLES
Debemos tener claro que cualquier persona es susceptible de padecer esta patología, aunque es cierto que existen poblaciones de mayor riesgo sobre las que hay que tener más cuidado y supervisión
- Bebés y menores de un año: menor capacidad para la termorregulación
- Bebés con fiebre, diarrea y/o enfermedades crónicas (cardiacas, renales o neurológicas)
- Personas con importantes quemaduras dérmicas
- Personas que consumen alcohol y otras drogas
- Personas de edad avanzada que suelen tener un bajo nivel de líquido corporal
- Personas con sobrepeso
- Personas que reciben cierta medicación que pueden interactuar como anticolinérgicos o betabloqueantes
- Mujeres embarazadas
- Personas que practican ejercicio con una incorrecta hidratación
SÍNTOMAS
El golpe de calor puede llegar a cursar con disfunción multiorgánica que se produce por la elevación de la temperatura corporal secundaria a un fracaso de los mecanismos termorreguladores, aumentando la temperatura corporal a límites incompatibles con la vida, produciéndose una afectación multisistémica que afecta de forma desigual a los diferentes órganos.
El daño primitivo del golpe de calor resulta de la toxicidad directa celular al exponerse a temperaturas superiores a los 42 ºC. A partir de estas temperaturas, la función celular se deteriora cesando la actividad mitocondrial, apareciendo alteraciones en las reacciones enzimáticas, desnaturalización proteica, alteraciones de los fosfolípidos y pérdida de la estabilidad de las membranas celulares con aumento de su permeabilidad.
La presencia de inestabilidad hemodinámica es responsable de la hipoxemia y acidosis, originando en su conjunto la aparición de un fallo hemodinámico, renal, hepático, alteraciones neurológicas y de la coagulación.
Hay que estar muy atentos a los síntomas, sobre todo en las personas de riesgo anteriormente citadas, ya que ante la aparición de los primeros, debemos ponernos en alerta y plantear consultar con personal sanitario. Entre los síntomas a valorar se encuentran:
- Sed intensa, sequedad de boca y de piel
- Temperatura >39º
- Sudoración excesiva
- Sensación de calor sofocante
- Agotamiento, cansancio o debilidad
- Presíncope o desvanecimientos: mareos, inestabilidad, vértigo
- Calambres musculares
- Dolores de estómago, falta de apetito, nauseas-vómitos
- Cefalea
- Confusión, desorientación, delirio
- En casos más extremos, convulsiones o incluso coma
PREVENCIÓN
Debido al potencial de complicación, lo ideal es extremar el cuidado en los meses de calor. Para ello tenemos que seguir una serie de recomendaciones:
- Evitar bebidas con cafeína o alto contenido en azúcares
- Evitar bebidas muy frías o muy calientes
- Evitar comidas pesadas
- Evitar bebidas alcohólicas ya que aumentan la temperatura corporal y la pérdida del líquido
- Evitar la actividad física intensa
En los más pequeños y debido a que son especialmente sensibles, debemos ofrecerle continuamente líquido. En los lactantes, se recomienda aumentar la frecuencia en las tomas de lactancia. Es recomendable vestirlos con ropa holgada, liviana, de algodón y colores claros. También se aconseja bañarlos y mojarles el cuerpo con frecuencia. Ni que decir que hay que evitar que se expongan al sol especialmente en el horario del mediodía o bien, protegerlos de sus efectos si no se puede evitar la exposición: con el uso de ropa adecuada (sombreros, ropa de manga larga) y protectores solares adecuados, al mismo tiempo que es recomendable mantenerlos en lugares bien ventilados y acondicionados térmicamente cuando la temperatura ambiente es muy elevada.
TRATAMIENTO
Hay que actuar rápidamente, siendo la clave para un mejor pronóstico., recomendando acudir a un Centro Médico ya que en ocasiones precisan aporte de oxígeno y/o sueroterapia. Lo primero es intentar bajar la temperatura corporal.
Hay que ofrecer una correcta hidratación para reponer el líquido perdido al mismo tiempo que la persona afectada tiene que trasladarse a un lugar fresco y ventilado.
En modo esquemático, recordaremos las claves ante estos casos
- Llevar a la persona en ambientes con sobra y a temperaturas en torno a 15-18ºC
- Desnudar a la persona
- Ducha fría (en torno a 15-18ºC) cuando la temperatura corporal ronde los 39,5º o la piel esté muy seca y/o caliente.
- Puede ser útil cubrir el cuerpo con sábanas o toallas húmedas
- Hay que evitar agua por debajo de 15ºC ya que la vasoconstricción impediría la disminución efectiva de la pérdida de calor.
El verano es tiempo perfecto para disfrutar, pero sin bajar la guardia. Estemos pendientes de nuestros pequeños y de nuestras personas mayores, sin descuidar nuestra salud.