Alejandro Copete // @Ale_Copete
La Creedence cantaba aquello que decía que veían alzarse una mala luna que traía problemas en el camino. Una mala señal que advierte que se avecinan malos tiempos. Como si se fiaran más de un oráculo que de los resultados, el equipo emeritense decidió dejar de contar con Alcázar, el entrenador que los llevó al Bronce. ¿Los motivos? Algunos dicen que la mala racha de partidos (una victoria ante el San Roque en noviembre del año pasado y seis empates en 12 partidos). Otros dicen que disputas en materia de fichajes con la directiva, que significaría un acto más digno de Calígula. Pero la realidad es que el juego resultadista del ex entrenador no causaba admiración en una afición que buscaba también disfrutar viendo el fútbol.
Llegó Antonio Gómez, vigués exfutbolista profesional con mucha experiencia como técnico en Segunda B pero no en el grupo IV; con una apuesta por el despliegue físico por todo el césped y sin embargo, todavía no conoce la victoria en liga. Por otro lado, la A.D Mérida sigue viva en la copa Federación donde se enfrentará al Rápido de Bouzas en cuartos de final. Parece que la situación no es tan desesperada como para motivar el cese de un entrenador, ya que los romanos se encuentran a 5 puntos del descenso, pero la mala racha de resutados también conlleva una debilidad mental que hace que a los blanquinegros les cueste un mundo dominar los partidos o defender las ventajas. También refleja un bajo rendimiento en ataque, sobre todo ahora a la baja definitiva del veteranísimo Perera por lesión. Abandona de momento para que el equipo pueda reforzarse.
Y es que se da la situación que las bajas del Mérida en este mercado de inverno se han debido a lesiones crónicas. Al delantero se le suma Borja Romero y Taranilla, que no tienen fecha de regreso. Caso sangrante el de este último, ya que arrastra molestias desde el famoso accidente de autobús de la primera vuelta. No sabemos quiénes mueven los hilos del destino, pero se han cebado con el equipo extremeño. Para suplir esas bajas tres llegadas de momento: el argentino Vivanco del Eldense, Manu Romero del Córdoba B y el que puede tratarse de la mejor incorporación gracias al exilio del Huracán, el centrocampista Moscardó que en solamente dos partidos ha dejado claro que el centro del campo puede ser suyo perfectamente. Una línea medular que es el punto fuerte de este equipo con otros jugadores de calidad como Iván Matas y Javi Chino. Y arriba el peligro es Troiteiro, ahora jugando caído en banda desde la llegada de Antonio Gómez, y que la Segunda B le parece habérsela quedado ya pequeña. Con todos los problemas defensivos, la alegría es la aparición progresiva en el once de Jesús, hombre polivalente.
Aunque se están cumpliendo los objetivos, muchos son los que ven nubarrones negras acercarse a la fortaleza de la que fuera una de las ciudades romanas más importantes de Hispania. Tras haber conocido la gloria en toda su máxima expresión, tocó sufrir años de penurias, refundaciones y viajes por las tierras más humildes del fútbol patrio. La situación todavía no es desesperada pero las malas señales están llamando a los más supersticiosos. Y lo peor de todo es que son inciertas y nadie, absolutamente nadie, sabe que puede ocurrir al final. Es la hora de trabajar por cambiar el Destino.