La Vuelta a Andalucía hará parada el jueves y viernes en la provincia, con el final en alto de Allanadas de La Guardia y la salida de Mancha Real. Una ocasión propicia para disfrutar de lo más granado del pelotón internacional, con dos ciclistas de casa: Javi Moreno y Jose Díaz Gallego
Diego M. Díaz Salado // @dmdiazsalado
En el mundo del pedal no existe ocasión que se precie con Andalucía de por medio en la que Jaén no sea protagonista. La Vuelta a Andalucía es una de ellas. La carrera de categoría UCI, que atrae a lo más granado del pelotón internacional al son del sol, la buena organización y un eléctrico recorrido tendrá una vez más a Jaén como punto clave. La provincia será escenario de un final de etapa, inicio de otra y además, dos de sus paisanos serán de la partida en una prueba que tras la Vuelta a España, Cataluña y País Vasco se erige como punta de lanza del calendario ciclista en la península.
De los seis ciclistas andaluces que este miércoles serán de la partida, junto a estrellas de máximo rango como Froome o Landa, destacan dos jienenses, uno de ellos, capitán de la tripulación sureña, Javi Moreno. El bravo ciclista torisiano llega a la carrera de casa con las baterías de la ilusión a rebosar. Como si fuera un juvenil. Tras un 2017 que para él se queda, plagado de mala fortuna y sin espacio para demostrar el potencial que atesoran sus piernas, Moreno aterriza en su prueba fetiche como líder de un equipo por el que fichó con la firme intención de ser cabeza de ratón antes que cola de león. Y es que el jienense ha dejado de trabajar para otros para ser el capo de Delko-KTM, a quiénes ya ha demostrado lo interesante de su fichaje con una victoria final en el Sharjar Tour, prueba por etapas de los Emiratos Árabes. Moreno acumula más de diez años sin faltar –y acabando- la Ruta del Sol, y puede presumir de un top 10 el año pasado –con rivales de muchos kilates- y de una victoria de etapa en la edición de 2015, en una crono corta celebrada en Coria del Río, Sevilla. Este año viene a por todas, centrando sus entrenamientos y midiendo al milímetro sus prestaciones: “Conozco bien los recorridos. Incluso he ido a ver alguno de los finales. Las dos etapas determinantes serán la contrarreloj de Barbate y el final de Alto de Allanadas, en Jaén. Es una llegada que ya conocemos de otros años y que seguro que va a marcar diferencias”, afirma, conocedor de que tiene ante sí una oportunidad excelente para reivindicarse.
Si hablamos de ganas, el mejor ejemplo es el Díaz Gallego, el joven que está llamado a ganar peso en el complicado mundo del ciclismo profesional. Tras un primer 2017 de adaptación al ritmo UCI, con algunos detalles fulgurantes, esta promesa llega a Andalucía dispuesto a plantar batalla. Ya lo ha demostrado en los primeros compases de la temporada, donde ha buscado la fuga para dejarse ver y sumar kilómetros de sufrimiento, camino que aún tiene que recorrer para ganarse el sitio en la élite. Díaz Gallego correrá su segunda Vuelta a Andalucía, después que en la edición del año pasado estuviera aquejado de un fuerte resfriado que le impidiera dar más de sí. Llega más maduro y más hecho como ciclista, y sobre todo, con una misión: demostrar a su equipo, el Cycling Academy de Israel, que puede ser de la partida en la alineación que presenten al Giro de Italia, gran prueba a la que han sido invitados. Habrá que estar atento a su comportamiento en una prueba con recorrido movido que se adapta bien a sus condiciones.
En cuanto al recorrido, ya referimos que Jaén gozará de un papel fundamental. La segunda etapa de la competición, con final en Allanadas del Santo en La Guardia se revela como la clave de la prueba. El sitio donde Froome y Landa habrán de medirse después que el vitoriano saliera del equipo Sky hacia Movistar con idea de luchar por grandes cosas. La primera prueba de fuego entre estos dos colosos, y que si nada lo impide –la sanción que puede tener pendiente Froome por su resultado anómalo de la Vuelta-, uno de los muchos duelos que ambos están llamados a protagonizar. El alto de Allanadas, de primera categoría, con menos de seis kilómetros de ascensión, tiene una pendiente media que roza los dos dígitos, en 10 por ciento, números de órdago a estas alturas, aún tempranas, del año ciclista. Su ascensión multiplica su dureza en los dos últimos kilómetros, donde el porcentaje siempre ronda el 20 por ciento. Será, sin duda, el juez de la carrera. Antes de llegar a La Guardia, los ciclistas habrán de superar los altos de El Castillo, Locubín y Valdepeñas, cotas menores pero que imprimirán dureza a la etapa, de 140 kilómetros. El viernes tendrá lugar la salida de la tercera posta de la prueba, desde Mancha Real. Esta etapa finalizará en Herrera, municipio sevillano. La salida, el miércoles será en Mijas, en una primera etapa que acabará en Granada, mientras que la cuarta y quinta etapa tendrán por final la provincia de Cádiz, saliendo la cuarta desde la capital hispalense. Conviene destacar que la etapa final será una contrarreloj por una zona rural de Barbate, con una innovación característica: tramos de sterrato, o lo que es lo mismo, tierra.