Diego M. Díaz// @dmdiazsalado
El francés alza los brazos en la meta de Pozo Alcón, tras un trepidante final de etapa convertido en clásica. La provincia de Jaén volvió a presentar sus credenciales como escenario ciclista de primer nivel
El francés Gallopin (Ag2r La Mondiale) se ha llevado la victoria en la etapa jienense de la Vuelta 2018. Un buen corredor, que atesora triunfo de etapa en el Tour, donde llegó a vestir de amarillo, y que da lustre al espectacular final de Pozo Alcón, en el corazón de la Sierra de Cazorla. La victoria del galo gana aún más peso por cómo se produjo: rompiendo al grupo de gallos en unos kilómetros finales sembrados de repechones y contraataques y aguantando las dentelladas de dos colosos del pedaleo, Sagan (Bora-Hansgroe) y Valverde (Movistar), -casi nada-, que lideraron el grupo principal en la meta poceña –por este orden- a cinco segundos del protagonista del día. Ciclismo en estado puro. Emoción –otra vez, y van unas cuantas- cuando La Vuelta aterriza en Jaén.
La verdad es que la provincia jienense nunca falla en su función de escenario ciclista. Está demostrado. Cuando la ronda hispana navega por su inconfundible mar de olivos, el disfrute puede asegurarse. Apuesta segura, créame. Al menos para el espectador de sofá. Al aficionado de cuneta lo aplaudimos, para ser justos. Porque hoy no es que cayeran 35 grados bajo la sombra, sino que apenas había dónde cobijarse en esas ollas tan espectaculares como áridas de la Sierra de Cazorla. Terreno irregular y serpenteante, infernal para dar pedales a la hora de la siesta, pero emocionante a raudales. La diversión crece cuando además los ciclistas ponen de su parte, en este caso, convirtiendo a esta séptima etapa de 185,7 kilómetros que partía de Puerto Lumbreras (Murcia) en una suerte de clásica. Idas y venidas en el tramo final, en un trazado nervioso, rápido y técnico, donde emergían rampas de carretera estrecha con asfalto rugoso, gravilla suelta y terreno del que llaman pestoso: ese en el que no se nota la inclinación pero que aprieta, y mucho, las piernas del que pedalea.
Por eso, y aún con riesgo de parecer cansino, se insiste en la espectacularidad del final de etapa jienense. 30 últimos kilómetros para el deleite, en los que apenas se superó una cota puntuable, el alto de Ceal –antes se hizo lo propio con el Collado de Laude-, ambos de tercera categoría, pero que no necesitó de desniveles de vértigo para ser nominada desde ya a parcial más emocionante de la tercera grande del año. Eso sí, quedan dos semanas. Y lástima que no sean en Jaén…
Antes del calentón con victoria de Gallopin, el guion era convencional. Escapada desde el banderazo de salida con Alexis Gougeard (Ag2r La Mondiale), Michael Woods (Education First-Drapac), Floris De Tier (LottoNL-Jumbo), Nicola Conci (Trek-Segafredo), Edward Ravasi (UAE Team Emirates), Alex Aranburu (Caja Rural-Seguros RGA) y Óscar Rodríguez (Euskadi-Murias), que nunca superó los tres minutos de renta. Se sabía que la victoria estaba en el pelotón, finalmente reducido a un rosario de grupos que batallaba entre sí por reducir la distancia. Las hostilidades se desataron del todo en Ceal, a 12 de meta. Movistar trabajó a destajo para arruinar el esfuerzo de los escapados, confiando en su caballo ganador en estas lides, Alejandro Valverde, deseoso de celebrar que hace hoy una década alzaba los brazos en Jaén capital. El Bala está pletórico y tiene a la provincia como una meta fetiche: además de la victoria jienense de 2018, atesora otra en La Pandera en 2003. Era el favorito número uno para llegar con fuerza en el muro final, pero Sagan acechaba. El actual campeón del mundo resistía en el grupo principal, donde pasado Hinojares se sucedían los ataques. Antes, una caída dejaba fuera de juego al segundo en la general, el polaco de Sky Kwiatkowski.
Lluis Mas (Caja Rural-Seguros RGA), George Bennett (Team LottoNL-Jumbo) y José Herrada (Cofidis) lo intentaron abriendo gas en los últimos kilómetros pero la rueda buena fue la de Gallopin. El francés arrancó con fuerza, demostrando golpe de pedal y potencia en los repechos. Este buen clasicómano y puncheur, sobrino del mítico Alain Gallopin e hijo de ciclista, mantuvo a raya al grupo de favoritos para incluso celebrar brazos al cielo el estreno de su palmarés en España –dos veces segundo en la Clásica de San Sebastián-. Otro francés, Rudy Molard (Groupama – FDJ) mantuvo con relativa facilidad el jersey rojo, al llegar en el grupo principal, incluso ganando unos segundos sobre el accidentado Kwiatowski.
La mala noticia es que Andalucía –y Jaén- se despiden este sábado de la Vuelta 18. La región ha dado el espectáculo que siempre promete, desde las etapas malagueñas hasta las granadinas, con el remate final de este etapón jienense, decimoséptima vez que la ronda hispana llega a la provincia. La serpiente multicolor partirá en esta octava posta desde Linares para engullirse 195,1 kilómetros para adentrarse en la Sierra de Cardeña y Montoro, pasar por Villanueva de Córdoba y Pozoblanco, en la provincia califal y arribar a Almadén, en Ciudad Real.