
El deportista jiennense, con la indumentaria de su equipo. Foto: Nippo-Delko
Diego M. Díaz Salado // @dmdiazsalado
El único ciclista profesional jienense inicia su temporada en el Tour de Arabia Saudí defendiendo los colores de su nuevo equipo, el francés Nippo-Delko, y con el objetivo de dejarse ver en las etapas duras y las generales de vueltas cortas
“Me toca dar un pasito más”. José Manuel Díaz Gallego se expresa con absoluta claridad. El aún joven ciclista jienense, con 25 años recién cumplidos, inicia su andadura con Nippo-Delko, escuadra francesa por la que ha fichado por dos temporadas y que ya confía en él como una de las puntas de lanza de su proyecto ciclista. Su debut tendrá lugar en el renacido Tour de Arabia Saudí, carrera impulsada por el potente ASO (organizador del Tour de Francia, entre otras pruebas de postín) en Oriente Medio y en la que el corredor jienense busca coger la dinámica del trabajo del equipo y adquirir ritmo de competición para sus primeros objetivos del año, aún por definir. A unas horas de iniciar su aventura en la nueva división del ciclismo mundial, UCI ProTeam, segunda categoría tras WorlTeam y a la que asciende tras un año en Continental (tercera categoría) atiende a El Deporte de Jaén para compartir sus impresiones sobre los primeros compases de un año clave en su devenir en el profesionalismo.
“Sin querer presionarme demasiado, sé que me toca dar un pasito más. Hay que seguir trabajando duro y limar detalles para conseguir la mejoría”, señala al ser cuestionado por sus sensaciones de retornar a la categoría en la que ya disputó en sus dos primeros años de profesional, enrolado entonces en Israel Cycling Academy. Su estreno con el precioso maillot marinero de Delko, de rayas horizontales azules sobre fondo blanco, tendrá lugar en el escenario del Tour de Arabía Saudí, donde aún no estará definido su rol dentro del equipo, un papel que se irá decidiendo a lo largo de estas primeras postas del calendario: “Será un rol variado, desde gregario a poder liderar el equipo en algunas carreras en las que tenga esa oportunidad por la selección de corredores que se haga o porque yo me encuentre en buena forma”, expresa, a sabiendas que su función dependerá mucho del tipo de terreno en el que haya que desenvolverse. Su fuerte son las etapas quebradas, con kilómetros de ascenso y desnivel acumulado. Ahí es donde tiene que destacar para empezar a dejarse ver en generales de vueltas cortas, “ese es un objetivo, pelear por aparecer en los tops 10 y estar en la pelea de etapas duras”, señala convencido. Más allá de admitir que no tiene una competición entre ceja y ceja, sí admite un foco: el Tour de Austria, donde dice querer “hacerlo bien”. El año pasado, con los colores de Vorarberlg-Santic, rozó el décimo lugar de la general (fue 11º) y demostró buenas prestaciones en una prueba muy montañosa, tal y como hizo la temporada anterior, con un trabajo de gregario que fue clave para que su líder de equipo de entonces, Ben Hermans (Israel Cycling Academy) lograra el triunfo final, siendo 21º en la general. En el país centroeuropeo tuvo también una buena actuación en la durísima Pro Otzaler, carrera de un día de alta montaña en la que, en su última edición, 2018, protagonizó una destacada décima posición.

Díaz Gallego, durante un entrenamiento. Foto: Nippo-Delko
Pero aún queda un trecho para la carrera austríaca, prevista para el mes de julio. Sin tener aún claro qué calendario tendrá hasta entonces, sí está confirmado que no podrá participar como había planeado en el Tour de Omán, suspendido tras el fallecimiento del Sultán. Una prueba de nivel, con presencia de grandes líderes del pelotón internacional y que provocará un cambio en la planificación de Díaz Gallego, que optará entonces a integrar el equipo que Nippo-Delko presente en la línea de salida de la prestigiosa París-Niza, aunque ese extremo se conocerá a lo largo del mes de febrero. “La suspensión de Omán obliga a cuadrar todos los calendarios”, contesta al ser cuestionado por la ronda WorldTour francesa. Lo que sí está confirmado es que no será de la partida en la próxima Vuelta a Andalucía, en la que su equipo ha declinado la participación por coincidir con carreras en Francia. Será la primera vez en años que no haya un jienense en la línea de salida de la Ruta del Sol, que además tendrá en esta edición de 2020 una etapa de total protagonismo de la provincia, con salida en Jaén capital y final en Úbeda, considerada, además, como la etapa reina, con hasta seis puertos de montaña.
Y al hilo del ciclismo jienense, Díaz Gallego también tiene una opinión sobre la actual situación, considerando que la retirada de Javi Moreno se va a notar: “Que él lo deje hace mella. Durante años ha sido una referencia para todos, y un ciclista muy válido como gregario o como líder. Yo he aprendido mucho de él, y he recibido muy buenos consejos”, explica agradecido, al tiempo que señala que no existen demasiados jóvenes ciclistas de Jaén a los que dar consejos ahora, “ni apoyos para crear una buena base de ciclismo en la provincia, aunque confío en que tanto Mario Vilches como David Delgado puedan dar el salto en un futuro”.
Su análisis sobre la situación del ciclismo jienense la hace con conocimiento de causa, en el ejemplo de un joven que ha tenido que emigrar para hacerse un hueco en el pelotón internacional. Antes de llegar al profesionalismo, como sub23, a Extremadura, y luego, a ganarse el pan en Israel, Austria y ahora en Francia, en sus escasos cuatro años de profesional. Todo un cosmopolita: “Estoy aprendiendo francés, pero en el equipo nos entendemos bien, en inglés e incluso en español”. El entrenamiento, por supuesto, sigue teniendo su base en la provincia, y cuando toca trabajo duro, encuentra dónde sufrir: “Ahí tengo la zona de la Pandera y Valdepeñas”, narra entre risas, como buen conocedor de la dureza del terreno. “Eso sí, es un lujo que después del esfuerzo, una tostada, café y para casa, cerquita, y eso me hace feliz”, destaca valorando la fortuna de poder entrenar en su tierra. Una tierra, Jaén, que estará pendiente de lo que pueda lograr en su regreso a la segunda categoría, y en un año en el que deberá confirmarse como un corredor más regular y consistente, capaz de dar alegrías cuando el terreno se empina. “Grano a grano se hace montaña”, afirma risueño. No será por falta de ilusión y ganas.