Alejandro Copete | @Ale_Copete
El COVID-19, o coronavirus, está provocando que por recomendación de las autoridades gubernamentales y sanitarias competentes se estén suspendiendo actividades diarias cotidianas como las clases en los colegios o el trabajo en oficinas, en España y en muchos otros países.
También está afectando a diferentes eventos de ocio, culturales, políticos, y por supuesto, también afecta a las actividades deportivas, tanto a nivel profesional como amateur.
Desde las grandes ligas y competiciones de los grandes deportes: Champions League, la carrera ciclista Milán-San Remo o la NBA; hasta los deportes más minoritarios: Open de China de Snooker, la XIX Liga Andaluza de Fútbol Americano, carreras populares, etc; y los que seguramente se irán anunciando poco a poco.
Este fin de semana (y no se sabe a ciencia cierta cuantos más de momento) viviremos una situación extraña en la que prácticamente todo el deporte a nivel nacional estará paralizado por motivos de prevención de una enfermedad.
Conocemos, gracias a la historia de nuestro país y de otras naciones, casos en los que las competiciones deportivas fueron suspendidas por conflictos bélicos (La liga de fútbol en España durante la Guerra Civil o los JJOO de Berlín en el año 1916 por la I Guerra Mundial, por ejemplo).
Otro caso de suspensión de una competición fue provocada por los atentados terroristas del 11 de Septiembre. Además del aplazamiento de los grandes competiciones deportivas norteamericanas como la NBA o la NFL, afectó en mayor cantidad a la Ryder Cup, el torneo de Golf que enfrenta a una selección de golfistas yanquis contra una selección de golfistas europeos.
La edición de 2001 fue suspendida y celebrada en 2002, dándose el caso de que era un evento deportivo que tradicionalmente se celebraba en años impares y que debido a ese hecho cambió a años pares, regularidad que se mantiene a día de hoy.
Por el 11-S también hubo partidos aplazados por solidaridad con las víctimas en competiciones europeas.
Por catástrofes naturales tenemos un ejemplo ocurrido en el pasado mes de julio, donde un partido de la Summer League de la NBA que se jugaba en Las Vegas fue parado y suspendido por un terremoto de magnitud 7,1 que por suerte no provocó daños personales ni materiales.
Y por otro tipo de accidentes, como fue el caso de la explosión de Fukushima en Japón en 2011, se vieron obligados a retrasar su inicio varias competiciones deportivas en el país nipón, como su liga de Beisbol.
En el caso de enfermedades víricas, como el que vivimos ahora, no tenemos precedentes de suspensión de todos los partidos, pero sí de algunos encuentros puntuales.
En la temporada 2009/2010, el Real Betis Balompié que por aquel entonces militaba en la Segunda División, se vio obligado a pedir el aplazamiento de su duelo contra el Villareal B debido a que hasta 13 jugadores del plantel verdiblanco estaban afectados por el Virus H1N1, la llamada “Gripe A”.
En México, país que tuvo un importante foco de afectados por dicha enfermedad, también se suspendieron competiciones deportivas llegando a afectar también a la Copa Libertadores. La crisis del Ébola, especialmente cruenta con el continente africano entre los años 2014 y 2016, también provocó paros a nivel competitivo en países como Sierra Leona.
Otro deporte que se ha visto afectado por el Coronavirus ha sido el Rugby y uno de los torneos con más solera: el VI Naciones. De momento se han aplazado varios encuentros, situación similar a la que vive el Jaén Rugby a la espera de saber si se disputará el último partido de liga, clave para sus intereses.
Debemos viajar en el tiempo hasta el año 2001 cuando el torneo sufrió los efectos de un brote de glosopeda (fiebre aftosa en el ganado bovino, ovino, porcino y caprino) en Gran Bretaña que provocó la limitación de tránsito de personas.
En esa ocasión, varios encuentros fueron aplazados hasta los meses de septiembre y octubre, siendo finalmente el ganador del torneo la selección de Inglaterra, el XV de la Rosa.
Otra de las grandes epidemias del Siglo XX, la conocida como la “Gripe Española”, también llegó a afectar a un deporte. En concreto al Hockey sobre Hielo. En el año 1919, durante las finales de dicho deporte en Estados Unidos (que se conoce como la Stanley Cup), el brote de gripe obligó a suspender el último y definitivo partido de las finales entre Montreal Canadiens y Seattle Metropolitans cuando la serie estaba empatada 2 a 2.
El motivo fue que jugadores de ambos equipos estaban enfermos e incluso un jugador de los Canadiens, Joe Hall, falleció por una neumonía pocos días después de la suspensión del partido.