Alejandro Copete // @Ale_Copete
Centrados en defender su quinto puesto de privilegio en el Grupo IV de la Segunda RFEF, el último que da acceso a los Playoffs de ascenso, el conjunto de la Ciudad de la Manzanilla sabe que depende de sí mismo para optar a regresar a la Primera RFEF una temporada después.
Un año donde el Atlético Sanluqueño CF cambió completamente. Desde el entrenador, Antonio Iriondo, hasta el resto de la plantilla verdiblanca. Eran caras desconocidas pero que con el tiempo se han ganado el cariño de El Palmar.
Jugadores como los defensas Álex Cortijo, Crespí y Viti; los centrocampistas Carrascal, Jaime y Vacas (que les une su pasado en la cantera del Sevilla FC) ; y los atacantes Kike Carrasco, Airam Cabrera y Zequi (9 tantos cada uno estos dos últimos) son las nuevas estrellas del conjunto gaditano.
Un equipo que presenta dos caras totalmente diferenciadas. En casa hacen un gran papel, pero lejos de tierras gaditanas no consiguen igualar esos números. La última victoria como visitante del Atlético Sanluqueño se remonta a octubre del año pasado. Esas fechas son las mismas a la última derrota en casa.
No fueron bastantes las llegadas en verano sino que también los gaditanos se movieron en el zoco invernal. Goma (que llegó en la jornada 10) y Alan Godoy (delantero cedido por el Alavés B) se han convertido en importantes desde su llegada, sumando el ariete tres tantos hasta el momento en sus cuatro titularidades.
Otros fichajes fueron la cesión de Adrián Amaro por parte del Recreativo Granada y la llegada del delantero Juan Delgado tras rescindir con el Recreativo de Huelva.
Refuerzos para defender su posición en la tabla con 38 puntos, acercarse a los de arriba (a cuatro del Yeclano, tercero) y distanciarse de los perseguidores (la amenaza más inminente llega hasta el Mar Menor, noveno en la tabla con 35 puntos).
Tiene el Atlético Mancha Real la posibilidad de romper la buena racha en El Palmar del Atlético Sanluqueño y seguir alejándose de los puestos de descenso. Y los de la Ciudad de la Manzanilla tienen la presión de que, en este grupo tan igualado, hay muchos gallitos que quieren subirse a lo alto del corral.