Jaén Rugby disputaba este pasado fin de semana un partido con dos caras contra C.R. Sant Cugat. Sensacional su primera parte: tres puntos a los tres minutos, diez a los diez y trece a los trece.
Todos fruto de su empuje y de su acierto. Pero esa ventaja se fue diluyendo en la segunda. Se fue esfumando con cada tarjeta amarilla, cuatro; con cada minuto jugado en inferioridad, cuarenta. Sólo contra catorce, o contra trece, los catalanes fueron capaces de ensayar. Al final, el balance resultó negativo por un punto abajo.
El comienzo de partido fue arrollador. Jaén Rugby ganaba las melés –la primera amarilla la vio un pilar de C.R. Sant Cugat-, avanzaba metros en cada contacto y castigó cada infracción de los jugadores locales.
Tato Camacho consiguió pasar entre palos tres golpes de castigo en la primera parte, más la transformación del ensayo que consiguió Santi Mesropian. Antes de la media hora de juego el resultado era de 0-16 y podría haber sido más amplio si no llegan a atrapar a Camacho a tres metros de la zona de marca o su cuarta patada de castigo o hubiera dado ¡en el palo! Pero no. Ya no hubo más tantos ni en la primera parte ni en los 55 minutos siguientes al tercer golpe de castigo convertido en puntos.
Había entrado poco en juego el equipo local, pero se metieron en el partido gracias a la sucesión de indisciplinas jiennenses que se saldaron con una amarilla para Jaén Rugby. Con uno más, ensayaron por primera vez los locales gracias a un touch-maul a cinco metros de la línea de ensay.
Un 7-16 que los catorce jugadores verdeoliva supieron defender con casta hasta que el colegiado, Eduard Martínez, señaló el tiempo de descanso.
Jaén Rugby mantuvo el control del juego en la segunda parte, que no del partido. El encuentro se le escapaba con cada amarilla que recibía uno de sus jugadores. Aún así, mantuvo su superioridad en defensa e incluso se permitió algunas escaramuzas en campo contrario.
A falta de cinco minutos -lo recordó el árbitro cuando los jiennenses sacaban de centro tras ensayo rival- el resultado era de 19-16. Era el momento de sacar ese arrojo del que ha hecho gala toda la temporada y que sigue sorprendiendo a sus rivales.
Los verdeoliva llegaron a la veintidós contraria con sus terceras yendo a la guerra y sus tres cuartos fintando con velocidad. El primer intento murió sobre la línea, pero jugaban con ventaja.
¿Qué elijen? Melé, fue la respuesta. En formación avanzaron hasta la línea de cinco, de ella se despegó Juan Castro por el lado cerrado, Facu Real recogió su off load y pasó el oval a Carlos Castro que, con un contrapié y estirando el brazo, posó el balón.
Con el tiempo cumplido – 46:10 en el electrónico-, Tato Camacho no atinó con la patada (19-21). El colegiado concedió una última jugada, el saque de centro. Lo recibió en el aire Franco Scaldaferri, a pesar de la carga de un contrario, pero al caer el señor Eduard Martín pitó golpe por retenido. Su transformación hizo subir al marcador ese doloroso 22- 21 final.
Jaén Rugby apuró el cáliz más amargo contra un gran equipo, C.R. San Cugat. Morir en la orilla le llaman. Expresión que no se le puede aplicar a esta plantilla ni a este cuerpo técnico ni a este club. Todos están muy vivos y el sábado volverán a plantar cara a su siguiente rival: Alcobendas R.U.