Jaén Rugby ha plantado cara a todos sus rivales en este Grupo Élite –pregunten en Santader o Sant Cugat- y también lo hizo en Getxo, donde su afición contuvo la respiración en los últimos minutos del partido. Getxo RT 31- Jaén Rugby 25. Ese fue el resultado.
El partido tuvo dos partes bien diferentes. Nicolás Sanfilippo premió con la titularidad a los más jóvenes del equipo. Debutó Mario Cano, además le acompañaron en el XV inicial Guille Muñoz, Gabri López y el titularísmo Manu González.
Todos nacidos en 2004. Los chavales siguen acumulando experiencia en DHB y eso garantiza su futuro en el equipo. Es más, Jaén Rugby tuvo un comienzo de partido muy esperanzador, adelantándose en el marcador con un golpe de castigo anotado por Tato Camacho.
Él también fue protagonista del primer contratiempo para el equipo, una lesión de tobillo que le obligó a salir del campo. Su sitio lo ocupó Iván Tévez.
Para entonces, Getxo RT ya había remontado con dos ensayos y aprovechó los desajustes propios de la recolocación de los jugadores para anotar un tercero. Los jiennenses se recompusieron y volvieron a jugar en campo contrario con acierto.
A la media hora de juego, los de Jaén recortaron distancias. Fue un visto y no visto: salida del 8 en una melé dentro de la veintidós contraria, dos pases rapidísimos y posado con suspense de Carlos Castro que fue cazado en el momento de llevar al suelo el balón. Tras consultar con el juez de touch, el colegiado lo dio por bueno. Con ese 19-8 acabó la primera parte.
En la segunda parte, Sanfilippo refrescó la primera línea con Juaco Berón y Fernando Gabba y la tercera con Penni Tuitupou. El arranque jiennense fue espectacular con un ensayo bajo palos nada más comenzar, ensayo que despertó nuevas esperanzas en la treintena de jiennenses que animaban a su equipo en Fadura.
Nada más recibir el saque inicial, Tuitupou arrolló a tres rivales para llegar desde su línea de diez metros a la veintidós contraria. Le acompañaron en su carrera Joaquín Ramos y Berón –dos primeras líneas- para mantener la posesión hasta la llegada del equipo. El que posó el oval fue el Cheto Enrique y, en ausencia de Camacho, Franco Scaldaferri lo transformó.
El 19-15 dio alas a los jiennenses. Su cerco a la zona de ensayo sólo lo deshizo una chiquillada: no soltar el balón tras un golpe de castigo. Indisciplina que les costó perder 20 metros y volver a jugar en campo propio.
Con todo, eso no fue lo peor. Una rigurosa amarilla a Berón frenó el empuje verdeoliva y concedió una ventaja al rival que no estaba logrando por juego. En esos diez minutos con uno menos, Jaén Rugby encajaría dos nuevos ensayos.
Cuando volvió al campo el jugador excluido, el marcador ofrecía un resultado de 31-15. Había que volver a nadar contra corriente y los jugadores del equipo jiennense lo hicieron contra todas.
En el minuto 65, Scaldaferri anotaría un golpe de castigo desde casi treinta metros. Los jienneses eran superiores en la melé y sacaron provecho de ello. El balón pasaba más tiempo en sus manos que en las locales. El fruto llegó a seis minutos del final.
Saque de touch, Penni a la carga, carrera de toda la tres cuartos hasta situarse a cinco metros de la linea de ensayo y sucesión de pick and go de la delantera. Todo un clinic de juego para que el pilar jiennense Joaquín Ramos anotara el 31-25 definitivo.
Los últimos instantes de partido fueron de absoluto dominio jiennense. Los locales resistían, en la grada el equipo de veteranos enmudecía con sus ánimos al resto del público. Los jiennenses chocaban una y otra vez contra la defensa rival, movían de lado a lado el oval buscando un resquicio.
No les valía sólo con el ensayo, tenían que transformarlo. No pudo ser, el reloj acabó marcando la hora en las que las carrozas se convierten en calabazas.
El equipo habría querido despedirse con una victoria. Unos de la temporada, otros del club y todos de su entrenador Nicolás Sanfilippo que les había llevado -junto a Andrés Rabinovich- hasta allí. Sanfilippo deja el banquillo de Jaen Rugby después de cuatro temporadas.
En la primera, como segundo de Juan Alfredo Cerván, se proclamaron campeones de liga y sólo pandemia les impidió pelear por el ascenso. En esta cuarta, desde luego que lo han logrado. Porque no han hecho otra cosa que, pelear y pelear.
Esta temporada de ensueño, de cuento, termina y termina sin beso, porque en este baile llamado Grupo Élite no hubo ninguna Cenicienta.