
Foto: Concha Gómez.
Rozar el triunfo es una metáfora que pocas veces se acerca tanto a la realidad. Un balón pateado que toma buena dirección, un poco de aire y un leve toque en el poste. Lo suficiente para que el oval no encontrara un hueco entre los 5,6 metros que separan un palo del otro. Ese suave roce del balón en el aluminio suponía ganar o perder de un sólo punto. En la moneda, salió cruz.
Jaén Rugby viajaba a Sevilla con una renta de 9 puntos y perdió 28-18 el partido de vuelta de las semifinales contra el Ciencias CR de Sevilla. El partido podía haber caído de un lado o del otro. Los jiennenses pagaron con ese punto menos haber sacado poco provecho de sus llegadas a la veintidós contraria.
Siendo objetivos, el equipo sevillano tomó la iniciativa desde el comienzo del encuentro. Reforzado por jugadores de categoría nacional, supo llevar el juego a su ritmo. Jaén Rugby anotó los primeros puntos del partido. Los tres que conceden la transformación de un golpe de castigo. De ese 0-3 inicial se pasó a un 7-3 y a un 7-6 posterior, gracias al acierto con el pie de Fernando González. Pero, a partir del primer cuarto de hora, los locales se hicieron con el partido. Poco a poco fueron encontrando huecos a pesar de la contundente defensa de la delantera jiennense donde Juanmi Sánchez se hizo más grande aún.
Al descanso se llegó con un 21-6 en el electrónico. Los sevillanos habían aprovechado los pocos minutos que jugaron con superioridad numérica y los jiennenses, no. Así que todo parecía inclinarse a favor del Ciencias RC cuando el balón se puso en juego en la segunda parte. Sólo en apariencia. Jaén Rugby se creció y trató por todos los medios de recuperar su ventaja. No obstante, adoleció de la experiencia necesaria en momentos clave del encuentro. Los nervios, la ansiedad son sinónimos de imprecisiones, de decisiones erróneas y de charcos en los que no hay que meterse. El equipo jiennense es muy joven y debe aprender cuántas aristas tienen estos partidos.
Al minuto final se llegó con un 28-18, gracias a los ensayos de Tato Pinto y Alfonso Arias. Nacho Otaolaurruchi había transformado el primero y situó el oval en un punto parecido para patear el segundo. El joven portuense se abstrajo del ruido y le dio al balón una trayectoria casi perfecta. Cuando parecía que pasaría entre palos como el puntapié anterior, chocó contra uno de ellos. Cosas del rugby. Ningún reproche.
Jaén Rugby trató de seguir jugando, aprovechando la iniciativa que le daba recibir el balón. El tiempo había estado detenido por una tangana, pero sólo el colegiado decide cuándo acaba un partido. Y el árbitro de este choque decretó su final un minuto veinte segundos después de haberse cumplido el ochenta y habiéndole concedido el balón a los jiennenses por un avant local.
Un final triste, para una gran temporada. Las lágrimas de este equipo demuestran que tienen ganas de más, que les ha sabido a poco esta liga. Acabaron la 2023-24 sufriendo y terminan esta con sólo tres derrotas, la última en una semifinal por el título. El paso de los días les hará disfrutar de lo conseguido y valorar cuánto han aprendido. Ojalá les veamos a todos juntos de nuevo el año que viene. A ellos y a los que suben del M-18 que tan fuerte están golpeando las puertas del senior.