ESPAÑA 6-2 PORTUGAL
No era sencillo pero lo volvieron a hacer. Los pupilos de Albert Canillas tenían la misión de revalidad el cetro continental y, aunque tuvieron que emplearse a fondo, acabaron alcanzando el objetivo.
Ganar iba a ser difícil, ya que conocerse tan bien puede tener ciertas desventajas a la hora de sorprender al rival.
El partido comenzó como si fuera una prórroga, con el equipo de Albert Canillas más enchufado. Tanto es así, que al poco de cumplirse el primer minuto del encuentro Carrasco se inventaba una genialidad para ponerse por delante de Portugal.
El de Torrejón recibía en la esquina y tras un giro rápido se sacaba un trallazo que entraba por la parte alta de la portería. La cosa no podía empezar mejor.
Rivera iba a mandar al palo dos balones a modo de aviso, pero fueron los de Mendes los que asestaron el siguiente golpe. Ortas llegaba tarde a un balón y chocaba con Kutchy fuera del área.
Sin embargo, el colegiado señalaba penalti, que convertía Rubén Teixeira.
Dominaba el combinado español al mismo tiempo que ambos se cargaban de faltas, pero hubo que esperar casi hasta el descanso para que se deshiciera la igualada.
Ortas recuperaba un balón en el corazón del área rival y prefería ser generoso a pesar de encontrarse frente al portero asistiendo a Juan para que se apuntase el tanto. De este modo, España se iba al vestuario mandando en el electrónico.
La intensidad fue creciendo a medida que avanzaba la segunda parte y aunque las ocasiones se multiplicaban, ninguno estaba acertado de cara a puerta.
Juan, por ejemplo, mandaba un balón al larguero cuando prácticamente no tenía ángulo. Portugal salía a la desesperada vistiendo a Raúl Moreira de portero-jugador y obtenía su recompensa al intentar un centro que acababa en la meta española a causa de un rebote en la pierna de Ion Cerviño. El partido debía decidirse en el tiempo extra.
Pero España se adueñaría de la prórroga. Álex García marcaba a la salida de un córner con un tiro que pasaba bajo las piernas de Moreira y Velho.
Rivera orquestaba una contra con pared incluida que acababa en gol del capitán. Ion Cerviño pegaba de primeras un pase-despeje de Mario para que el balón volase por el Olivo Arena hasta meterse en la jaula.
Con ese tanto, ya habían marcado todos los jugadores de campo durante el campeonato. Finalmente, Pablo Ordóñez robaba y marcaba el definitivo tanto para acabar junto a Nico como máximo goleador del torneo.
España, al igual que ocurrió hace dos meses con la Selección Femenina de fútbol sala, sufría en la prórroga ante Portugal, pero acababa revalidando el título de campeona de Europa.
Pero esta vez iba a ser más especial que la de Riga. Y es que estos increíbles jugadores ganaban en casa, junto a los suyos y sabedores de que son el futuro del fútbol sala nacional.