Alejandro Copete // @Ale_Copete
Córdoba fue antaño capital del Mundo. La ciudad califal albergó el máximo esplendor político, cultural, comercial y religioso del imperio de al-Ándalus. Artesanos, médicos, filósofos, bibliotecarios…todos contribuyeron a la creación de una época histórica que no se volverá a repetir debido a la magnitud de su gloria, pero que siempre será resguardada de las injusticias de las personas y el tiempo. Solamente hace falta contemplar la Mezquita para darnos cuenta de todo ello. Pero tenemos que hablar de fútbol.
No podemos echar la culpa a nadie de querer rememorar mejores tiempos pasados. El equipo blanquiverde empieza todos los años una carrera cuya meta es el ascenso. Ese gran salto del que hablábamos en la primera vuelta que nunca llega. Y ante el miedo al eterno retorno del que hablaba Nietzsche, el presidente del club cordobesista tuvo que tomar la decisión de sustituir a Pablo Villa para traer a Albert Ferrer. Al igual que ocurriera con Esnaider el año pasado, esta acción ha traído muchas críticas de afición y dudas en la plantilla. Algo que no ayuda cuando llevas una racha de 4 partidos sin ganar y cuando solo has marcado un gol en dichos encuentros.
El antiguo lateral culé es toda una incógnita, ya que su única experiencia como entrenador fue menos de una temporada en Holanda. Nadie sabe, excepto él mismo, como será el esquema (muchos hablan del 4-3-3 clásico de Can Barça) o que jugadores formaran parte de su once tipo. Su única declaración de intenciones ha sido la de apostar por un juego vistoso y de ataque, por lo que se ve fundamental la participación y el arrojo máximo de jugadores como Uli Dávila o Juanlu, este último fichado en el mercado de invierno. Otro jugador que ha llegado nuevo es el delantero Arturo Pérez-Reverte, joven promesa que espera aportar muchos goles al Arcángel. Caballero y Abel Gómez siguen aportando minutos y equilibrio en la medular.
Por Córdoba, al presidente del Córdoba CF han empezado a llamarle “El Jeque”. Si Abderrahman fue el líder del Califato, Carlos González está siendo de momento el mandamás de un reino taifa, con todo lo que eso conlleva. Con dichos reinos, caóticos e irregulares, llegó el fin de un apartado de la historia andaluza que incluso el propio Blas Infante quiso recuperar para hacernos recordar que lo que fuimos, podemos volver a serlo. Los blanquiverdes quieren ser aquellos de los años 60 y 70, cuando el equipo se codeaba con los grandes.