Alejandro Copete // Ale_ Copete
En la que quizás sea una de las temporadas más graves institucionalmente y económicamente, el Deportivo de la Coruña está cerca de conseguir un nuevo ascenso a la élite. Tan cerca que solamente un punto le hace falta para ser matemáticamente de Primera División. Este sábado el Estadio de Riazor contemplará un lleno absoluto y desde el pitido inicial, todos los allí presentes comenzarán una cuenta atrás de 90 minutos que desembocará en la alegría máxima. Pero aún se puede perder y complicar más las cosas.
Podría decirse que el equipo gallego, que no conoce la victoria en los últimos 5 encuentros, ha ido posponiendo la celebración. Como cantaba Serrat en “Fiesta”, las calles de A Coruña fueron limpiadas, alumbradas y estaban engalanadas con banderines de papel (en este caso, blancos y azules) `para volver a ser de Primera División. Pasó el Eibar y no hubo fiesta. Viajaron a Soria y tampoco hubo fiesta, incluso hubo derrota. Llega el Real Jaén y se oye un rumor entre aficionados: el miedo a echar al traste una temporada donde han estado ocupando zona de ascenso directo desde casi el principio de la misma. Solamente los deslices de los rivales han conseguido no aumentar la psicosis general.
Tanto Fernando Vázquez como sus pupilos saben que hay que llegar a la orilla cueste lo que cueste, pues puedes ahogarte en cualquier momento. Funcionaron bien algunas llegadas invernales, como la de Ifrán y Sissoko, este último duda para el partido del sábado. Pero la estrella de la temporada ha sido Pablo Ínsua, central titularísimo y canterano. Siempre es bonito ver como disfrutan de minutos jugadores que tu has formado, y más en época de vacas flacas. Y no podemos olvidar a Manuel Pablo y Marchena, con su labor tanto en los terrenos como en el vestuario, tanto para bien como para mal.
¿Qué motivaciones puede haber para un equipo como el Depor? Por supuesto, volver a estar con los grandes. Empezar una nueva etapa que traiga prosperidad económica. Seguir subiendo puestos en la clasificación histórica del fútbol español. E incluso todavía poder pelear por el título liguero de la División de Plata. Y para rematar, subir de categoría ante los ojos y regocijo de tus propios aficionados. Son motivos suficientes para llegar enchufados a un partido en el que el rival paradojicamente, no quiere abandonar la Segunda División. Muchos hablan ya de pacto de no agresión, pero eso no se sabrá hasta que comience el lance. La cuenta atrás comienza ya.
Nota del Autor: me gustaría desde aquí dar mi enhorabuena al Eibar. Creo personalmente que es un ejemplo a seguir para todos los clubes de este país. Y deseo que unos pocos de arriba no estropeen la ilusión y la felicidad de todo un pueblo. Lo deseo y, ¿por qué no?, lo exijo.