Ya cuando se posicionaba para subir de Tercera a Segunda B los Medios de Comunicación se hicieron eco del CD El Palo como un equipo duro, aguerrido, que en su casa, en su barrio, los visitantes iban a recibir el nombre del equipo. Pero tras un año histórico en el que consiguieron la permanencia, el equipo malagueño sigue luciendo con orgullo sus colores y su idiosincrasia en la categoría de bronce. Salvando las distancias, el Palo en Málaga es un Vallecas en Madrid, es una Triana en Sevilla. Islas dentro de ciudades donde la vida es diferente.
Y de momento, todo apunta a que seguirán haciendo historia. Con casi la mitad del trabajo hecho para conseguir de nuevo mantenerse en la categoría, se enfrentan al Real Jaén con una racha de 6 empates seguidos (10 en total) y con sólo una derrota en lo que llevamos de liga. Es de las mejores defensas del grupo, pero también peca de inconsistencia frente a la portería rival. Un juego bonito pero que de momento no sabe materializar no le permite estar más alto en la tabla, pero la afición saborea con orgullo ese +11 en diferencia de goles que tiene el equipo paleño cuando miran la tabla de clasificación.
El bloque que dirige Rafa Muñoz tiene una mezcla entre la veteranía y la juventud, contraponiéndose jugadores que saben lo que es la gloria como Manolo Gaspar y promesas de un futuro que está por llegar, como el cedido del Málaga Pirulo. Porque una característica fundamental de este CD El Palo es una apuesta por lo local, por lo suyo, por lo del barrio. Ya sea a través de cesiones del hermano mayor de la ciudad o de fichajes de equipos de la zona, como por ejemplo Jesús Álvarez. Mucho malagueño y también del propio barrio, como por ejemplo Jesule o Durán. Un orgullo que hace anteponer a la barriada a la ciudad, relegada a unos paréntesis, a la hora de señalar en que lugar nacieron. Una plantilla donde los minutos se reparten mucho, no sabemos si por dudas de Muñoz o por tenerlos a todos enchufados.
Ese compadreo (en el buen sentido de la palabra) dentro del club hace que más que un equipo, los malagueños sean una familia. Como tal familia, el fútbol se vive de una manera más especial y visceral, siendo esto una conexión perfecta con una afición que disfruta de su barrio junto a otros históricos del fútbol español. Una afición que en 2010 todavía iban a ver a su equipo a un campo de tierra. Me van a permitir que escriba algo personal: de donde vengo, teníamos un equipo en Segunda División Provincial. Y casi siempre eramos de los últimos. Este año no lo tenemos, y me confieso que tengo envidia (sana) del CD El Palo. No por la categoría, sino por la posibilidad de disfrutar de los tuyos cada fin de semana. Que lo aprovechen al máximo por lo que pueda pasar en las duras y en las maduras.