Alejandro Copete //@Ale_Copete
En plena semana grande de la capital gaditana, el club amarillo ya está donde todos pedían: a tiro de piedra del liderato y con la posibilidad de crear no ya una brecha, sino un océano de distancia con el Real Jaén. Después del choque aplazado, el Cádiz CF se ha mostrado incontestable con tres victorias, 8 goles a favor y ninguno recibido. La moral por las nubes, sin bajas por sanción o lesión de momento, con la motivación de estar en todo lo alto y seguramente, con muchas ganas de hurgar en la herida que los jugadores de La Roda hicieron en las filas jiennenses.
Todo ello en un escenario tan mítico como es el Ramón de Carranza en unas fechas en las que la Tacita de Plata está engalanada para su gran fiesta. Los aficionados cadistas disfrutan en las tablas y en el césped, ya que la buena situación actual y el cambio de juego que ha traído el que fuera delantero deportivista. La ilusión ha vuelto a las gradas amarillas. ¿Se quedará o volverá a perderse?
El peligro cadista lo forma lo que podría llamarse, adaptando libremente el concepto, la quinta columna jiennense: Servando, Juanma Espinosa, Fran Machado y el hondureño Jona que esta vez, salvo lesión o sorpresa de última hora, si se enfrentara a su equipo. Todos ellos con muchos minutos disputados, fijos en el once inicial, cumpliendo con la idea inicial de tener jugadores que formaban la columna vertebral de un equipo en la Segunda División para superar con facilidades la categoría de bronce. Será un trabajo duro para las defensas. Destacar también a Josete, líder de las murallas amarillas y capitán del equipo.
Lo que prometía ser al inicio de la temporada como el auténtico duelo de gallitos de la categoría se ha convertido, gracias a las sorpresas que te da el fútbol, en un partido donde ambos gallos han perdido muchas plumas y tienen muchas heridas obtenidas en el camino, uno más que el otro. Berges ha llegado como llegó Barragán a la antigua Gades: a hacer un borrón y una cuenta nueva donde los números salgan positivos hasta conseguir los objetivos deseados. Mientras, en la Tacita, los comparsistas entonan sus voces para emocionar, las chirigotas y cuartetos quieren hacer reír, los coros quieren extasiar al público; y los futbolistas del Cádiz CF quieren liberarse de las cadenas de bronce.