Juan Toral // @juatorsan
El 14 de Febrero tiene banda sonora de película de amor, aunque este año las notas picantes de “50 sombras de Grey” suenen veladas. Y es que en pleno meridiano de Febrero, el amor que todo lo envuelve, tiene en el día 14 el día para gritar a los cuatro vientos y demostrar el amor hacia la persona con la que compartes tu día a día, hacia alguien que te marcó o por la que suspiras cada vez. Cupido dispone de un arsenal en modo de flechas del amor, flechas cargadas de física y química para apoderarse de sus presas.
Y es que hoy, aprovecharemos el homenaje al día del amor para intentar dar una explicación científica al acto de enamorarse. Empecemos a desmontar el irreflexivo acto del amor y cimentemos científicamente una explicación racional al muchas veces poco cuerdo mundo del amor.
Y es que según un estudio comandado por Sthephanie Ortigue de la Universidad de Syracuse (NY), que se publicó en la revista Journal of Sexual Medicina y que se tituló “La neuroimagen del amor” 1, una persona necesita 0,5 segundos para enamorarse, tiempo suficiente para que el cerebro responda a través de la liberación de diversos compuestos químicos (que actúan provocando una respuesta similar al consumo de drogas). Según las conclusiones de dicho estudio, cuando un individuo se enamora, se activan 12 áreas cerebrales para liberar compuestos químicos que explicarían los sentidos puestos en juego en el científico acto de amar.
- ATRACCIÓN:
- Testosterona y estrógenos: son las primeras en manifestarse, favoreciendo el deseo sexual irracional
- FIDELIDAD:
- Oxitocina: establece lazos entre parejas, al igual que en su día entre madre e hijo
- Vasopresina: algunos la consideran la hormona de la fidelidad
- ARREBATO:
- Serotonina: es un neurotransmisor que estabiliza el humor y las emociones. Cuando hay pasión desciende
- Feniletilamina: junto a las dopaminas, contribuye a la euforia y la pasión
- Norepinefrina: sube la tensión arterial y dilata las pupilas al mismo tiempo que estimula la producción de dopamina, siendo el causante del bienestar y la adicción. ¿Quieres saber si le gustas a la persona que tienes ante ti? Mírale a los ojos, unas pupilas dilatadas pueden
La vasopresina y la oxitocina son péptidos constituidos por nueve aminoácidos que se producen principalmente en el hipotálamo y que tienen acciones vitales y diversas en nuestro organismo. Por ejemplo, la vasopresina, también llamada hormona antidiurética, participa en la regulación del contenido de agua de nuestro cuerpo, mientras que la oxitocina es esencial para el trabajo de parto y la lactancia. Además de estas funciones, se ha encontrado que ambas participan en el despliegue de conductas sociales, el establecimiento y el mantenimiento de los lazos entre la madre y su cría, y entre las parejas. También se ha encontrado que durante el coito hay un incremento en la secreción de oxitocina y vasopresina, lo cual afianza el vínculo entre las parejas.
En el caso de la serotonina, la dopamina y las encefalinas, se sabe que participan en la generación y reforzamiento de muchas de las emociones que se presentan durante las relaciones amorosas a través de su acción en las estructuras cerebrales relacionadas con el placer y las sensaciones de recompensa. Se sabe también que estos mensajeros químicos pueden regular la producción y los efectos de la oxitocina y la vasopresina.
Por lo tanto, podemos concluir sin equivocarnos que enamorarse es un proceso cerebral. Los novedosos avances tecnológicos y sobre todo a nivel de la neuroimagen nos están permitiendo descubrir circuitos cerebrales, estructuras neuronales y neurotrasmisores implicados en este proceso. Pero ¿nos enamoramos con el corazón o con el cerebro?. La respuesta es compleja ya que amar es un término global que involucra procesos que siguen un trayecto bidireccional y en ambos sentidos entre cerebro y corazón.
¿Nos enamoramos porque sentimos ‘mariposas en el estómago’ o porque sentimos que nuestro corazón late más rápido de lo normal?» ¿O nos enamoramos porque nuestro cerebro está activando zonas cerebrales y el efecto secundario son esas mariposas en el estómago y los rápidos latidos del corazón?»
Y es que aunque sea el corazón quien ejecuta, no es menos cierto que es el cerebro quien ordena. Áreas como hipotálamo, la corteza prefrontal, la amígdala, el núcleo accumbens o el área tegmental ventral dan las órdenes para que la sístole y diástole parezca el diapasón en el que dos enamorados se fundan en un baile nupcial.
Cuando nos enamoramos, los niveles de serotonina descienden y el cerebro pasa a “inundarse” de dopamina, otorgando un estímulo a nuestros centros de recompensa cerebrales similar al de una droga altamente adictiva. Nuestro cerebro intenta adueñarse de esta sensación creando vínculos entre el placer y el objeto del deseo. Hormonas como la oxitocina y la vasopresina parecen dar un paso al frente siendo responsables de las relaciones a largo plazo, siendo hormonas que nos hacen confiar en la persona que tenemos al lado.
Antiguamente el estímulo más importante para una relación amorosa esa la vista, por eso aquello de “me enamoré a primera vista”. Las reglas del juego están cambiando y en la actualidad cada vez es más frecuente el contacto virtual, sin que se involucren inicialmente sentidos como la vista, el oído o el olfato.
Cuando nos enamoramos se produce una cascada de cambios fisiológicos en nuestro organismo. Se modifica la producción hormonal que son mensajeros químicos secretados por una glándula y con efectos distintos sobre la mente y el cuerpo, cambiando nuestro estado de ánimo e incluso distorsionando la realidad. En los primeros meses de enamoramiento hay un aumento en los niveles de cortisol, una hormona esteroide relacionada con el estrés. Además, en el hombre disminuye la producción de testosterona, una hormona sexual que es más abundante en el hombre que en la mujer mientras que en la mujer aumenta, lo cual hace que el hombre modifique un poco su conducta y se muestre más tranquilo, mientras que la mujer puede estar más alerta.
Se ha demostrado que los enamorados presentan estados de ansiedad y estrés moderados que se manifiestan a través de un aumento en la sudoración, la presión arterial, el ritmo cardiaco y en los movimientos peristálticos intestinales («mariposas en el estómago»). Mientras estos cambios fisiológicos sean moderados, el enamoramiento es benéfico para la salud: es un estado muy motivador, inspirador y reconfortante que mantiene a la gente alerta y optimista. Se sabe que a la larga, después de esta etapa incierta que es el enamoramiento, el amor reduce el estrés
El anterior estudio de S. Ortigue también llegó a la conclusión de que existen 12 áreas del cerebro involucradas en el sentimiento del amor. El amor genera alteraciones neuronales por ejemplo en el área relacionada con la percepción, lo que hace que encontremos a la persona a la que amamos diferente al resto.
¿Diferencias entre hombres y mujeres? Al menos, así lo cree el Dr. Porta (Neurólogo del Hospital Universitario Clínico San Carlos-Universidad Complutense): “Mientras que los hombres, cuando se enamoran, parecen tener una mayor actividad en la región cerebral asociada a los estímulos visuales, en las mujeres se activan más las áreas asociadas a la memoria”
Entender el amor puede ser un paso más para entender ciertas situaciones sentimentales patológicas como las que pueden degenerar en enfermedad mental, ya que podría tener impacto en el desarrollo de nuevas terapias de salud mental porque cuando el amor no funciona, puede ser una causa significativa de conductas negativas, estrés emocional y depresión. Y es que al entender las partes del cerebro que se estimulan con el amor, los especialistas podrían tener una mejor comprensión de qué ocurre en el cerebro cuando un paciente sufre por el amor y quizás podrían utilizar nuevas terapias
Desde el punto de vista biológico y antropológico se podría distinguir dos tipos de amor: el amor de pareja o romántico y el amor filial (maternal o paternal). Ambos son claves para la supervivencia de nuestra especie. El primero lleva a la reproducción, mientras que el segundo permite que las crías reciban los cuidados adecuados para su desarrollo. Se ha establecido además que el amor de pareja genera seguridad y confianza, lo que asegura protección en situaciones cambiantes en el entorno. Así, el significado biológico del amor se encuentra en la perpetuación y supervivencia de nuestra especie.
MITOS O REALIDADES
Seguro que hemos escuchado expresiones como las que se mostrarán a continuación. ¿Pero son todas ciertas?
Amor a primera vista
El flechazo existe para la ciencia como ya se ha citado a través de los sistemas de neurotransmisores que activan el circuito del placer (como la dopamina) que pueden activarse rápidamente ante una persona que resulta atractiva, produciendo una sensación de bienestar y apego. El atractivo físico, la fijación de la mirada, la simetría facial, la inteligencia en el hombre y la relación cintura-cadera y la edad en las mujeres actúan como inductores de la experiencia de flechazo
No se puede vivir sin amor
Un estudio realizado en mayores de 65 años aportó datos sobre la relación entre enviudar y la salud, estableciendo que el riesgo de muerte aumenta hasta un 21% en los hombres que enviudaron y hasta el 17% en las mujeres.
Otra investigación publicada en el Journal of Psychosomatic Medicine mostró que los hombres casados desarrollaban menor nivel de ateroesclerosis que los solteros, interpretándose como que la tranquilidad y la estabilidad emocional disminuyen el nivel de estrés y generaban menor formación de ateroesclerosis; en las mujeres se comprobó que quienes desarrollaban menor nivel de ateroesclerosis eran quienes manifestaban vivir una relación de pareja feliz. Así, se interpretó que en los hombres importa más el status (‘estar casado’), mientras que en las mujeres es central que sea un vínculo satisfactorio.
El amor es ciego
Según las técnicas de neuroimagen a través de la resonancia magnética funcional, podemos llegar a la conclusión de que el amor es ciego, ya que se ha demostrado a través de estas técnicas que regiones relacionadas con las emociones negativas y el juicio crítico están completamente apagadas, mientras que áreas de recompensa de dopamina aparecen hipercaptantes.
A través de estudios, los ingleses Zeki y Bartels han mostrado que el amor romántico activa dos procesos cerebrales que favorecen la ceguera. Por un lado, las áreas que se asocian a la distancia social y a las emociones negativas (corteza prefrontal y áreas parieto-temporales) tienden a reducirse ante la observación de estímulos provenientes del ser amado. A la vez, se activan centros del placer y apego. Así, el enamoramiento parecería producir una fuerte gratificación y un ‘olvido’ de los aspectos negativos.
Loco de amor
El psiquiatra Hagop Akiska estudió personas enamoradas y encontró que sus niveles de serotonina (un neurotransmisor del sistema nervioso) eran similares a los de los pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo, llegando a la poca sentimental conclusión de que estar enamorado más de seis meses puede ser patológico
Amar es no pedir nada a cambio
Hay diversos estudios que concluyen que dar o hacer bien a los demás contribuyen a la felicidad, la salud e incluso a la longevidad. Existe una forma de amor, que no está basada en una evaluación de las cualidades del amado, no se ve limitada por la reciprocidad y tampoco se vuelca hacia el resentimiento al ser rechazado; se trata de la forma más pura de dar. Este es el amor libre de la ley de la reciprocidad, del apetito. Es un amor que considera que la alegría y la seguridad del amado son tan significativas como las propias y, por ende, no necesita poseer, aferrarse o dominar. Este es el amor que suele existir entre grandes amigos, el que sienten los padres por sus hijos, el que vemos en los matrimonios exitosos.
Este amor involucra a la hormona oxitocina (circuito mesolímbico) y nos permite sentir alegría.
En 2008, una universidad de California estudió que cuando el cerebro segrega oxitocina, conocida también por tener un papel decisivo en el orgasmo, la generosidad aumenta hasta en un 80%.
Es infiel porque no está enamorado
La infidelidad depende de muchos factores diferentes al enamoramiento y es que ciertos patrones de conducta fiel o infiel podrían ser aprendidos en base a la historia familiar
En 2008, una investigación del Instituto Karolinska, de Suecia, demostró que la variante de un gen provocaría una mayor o menor aptitud hacia la vida en pareja, por lo que sus portadores serían más infieles. Pero esa conclusión parece estar sesgada ya que fueron estudios realizados en animales. No hay que obviar que el ser humano es un ser social y cultural con capacidad de toma de decisiones a largo plazo, en el que, además de sus genes, intervienen su educación, sus creencias religiosas, sus obsesiones o sus represiones
Un gran amor nunca se olvida
El cerebro parece reaccionando ante el recuerdo o la visualización de un antiguo amor. La respuesta parece estar en la amígdala (centro de la memoria emocional) que fija con más intensidad las situaciones atípicas y desconocidas. Y es que cuanto mayor sea la información que se grabó hacia ese gran afecto, más reacciones contra las que no podemos luchar va a seguir enviando.
Primavera, la sangre altera
Ya sea por el aumento de la temperatura, porque los días sean más largos o porque la exposición a la luz solar aumentan los estímulos, lo cierto es que parece influir en el erotismo provocándose en nuestro sistema nervioso una mayor predisposición al deseo.
¿Cómo hacer que el amor sea para toda la vida?
Diversos científicos han especulado que la fase inicial del enamoramiento dura alrededor de 6 meses pasándose después a un estado más consciente y crítico de la realidad, en el cual se empiezan a valorar las distintas características de la pareja, donde llegamos a analizar si la relación es realmente confiable, placentera y reconfortante. Y es que tras los primeros meses iniciales en cualquier relación, los niveles de feniletilamina, una anfetamina de origen orgánico, que por efectos de la atracción hacia la pareja se mantienen por encima de lo normal, terminan por hacer que las neuronas del sistema límbico se habitúen, disminuyendo de esta forma su efecto sobre el sistema nervioso, lo que hace que se recobre la objetividad.
El tránsito entre ambas etapas y mantener la segunda es la clave para que una relación perdure. En esto intervienen diferentes circuitos como los procesos de memoria y aprendizaje y la adaptación de nuestros sistemas sensoriales. En la fase inicial hay gran cantidad de estímulos y situaciones novedosas que causan en la otra persona interés, placer y una buena dosis de aprendizaje; pero pasados los meses los estímulos dejan de ser novedad, el aprendizaje disminuye y comienzan rutinas conductuales que ya no despiertan el interés y la motivación inicial. Parece clave por lo tanto variar las actividades y conductas que se presentan en una relación de pareja, hay que avivar el fuego de cualquier relación, alimentar y reinventarse día a día y no dejarse llevar por la marea lógica del noviazgo-matrimonio-hijos al mismo tiempo que descuidamos la relación de pareja.
Si quieres que tu relación funciones y dure fomenta la comunicación, el compromiso, la confianza, la pasión y la intimidad más que el simple apoyo en situaciones desfavorables. Si quieres ser feliz junto a tu pareja, celebra los momentos felices que la vida te regala a su lado, baila bajo la lluvia. Y hoy, día de San Valentín es una ocasión para ello. Que el fin del mundo os pille bailando.
Bibliografía
- Ortigue S, Bianchi-Demicheli F, Patel N, Frum C, Lewis JW. Neuroimaging of love: fMRI meta-analysis evidence toward new perspectives in sexual medicine. J Sex Med. 2010 Nov;7(11):3541-52.