JAÉN RUGBY 16 – 20 CRA PORTUENSE
Rafa Doe // @RafaDoe
Era el día, fue el día. La noche de antes probablemente todos los jugadores se preguntasen si podrían plantarle cara a un todopoderoso, a un imbatible. Lejos del miedo cualquier jugador ya imaginaba qué tendría delante. Para muchos era la primera vez que enfrentaban a un “Equipo de División de Honor”, para otros, un mero trámite tras los años a la espalda en este deporte. Veteranía y cantera, esfuerzo e ilusión, sabiduría y ambición se daban de la mano.
Que se aproximaba el día ya todo el mundo lo sabía, puede hasta que muchos soñasen con ello, puede hasta que muchos sea o fuere la única oportunidad de medirse, de ver qué frutos han dado estos cinco, seis, siete o veinte años jugando al rugby, era una prueba individual y colectiva, era el día en que se sabría hasta cuan lejos puede llegar este equipo. Que el día llega lo vimos venir todos con ganas.
Desde las 11 de la mañana se fueron llenando la instalaciones de Las Lagunillas hasta ver una grada abarrotada que daba cita a más de doscientas personas (hinchas, familiares y curiosos). Un pasillo formado desde la salida de vestuarios por jugadores de Jaén Rugby de todas las categorías daba la bienvenida al equipo sénior que ya en las caras no se veía otra cosa que el oval rodando como si en fase REM se tratara. No sabría explicarlo, ni cómo decirlo, pero se veía algo diferente en sus caras.
El Atlético Portuense iniciaba el partido con una patada alta en el saque que recuperaron pronto. En los primeros minutos ambos equipos se tantearon al contacto, un contacto duro, como no se ha visto en Las Lagunillas en toda la temporada, feroz y hambriento. La delantera jiennense plantaba cara a la gaditana y la miraba de tú a tú. Tras los primeros intercambios y viendo que no sería tan fácil por dentro, el Puerto lo intentó en juego abierto donde hicieron más daño. Tras varias fases de juego, el visitante hacía la primera marca bajo palos tras un fallo en defensa de la línea, ensayo convertido y 0-7. Lejos de dudar, la grada se vino a arriba porque todos vimos lo mismo, dos equipos igualados y que a buen seguro darían un espectáculo.
Jaén Rugby achicaba balones por medio de Jorge Toledano, Jesús Niño y David Navas y mantenían la línea defensiva de manera exquisita. Se jugó muy inteligente puesto que no se llegaba a crear peligro en campo contrario pero igualmente la buena defensa propiciaba golpes a favor que daban un respiro. Se intentaban las touches pero no se estuvo muy acertado en esta fase estática, todo lo contrario en las melés, donde arrasaron varias veces.
En la primera internada con peligro, el equipo decidió no irse sin puntos y Jesús Niño convertía los primeros tres puntos tras un golpe a favor, 3-7. De nuevo tocaba defender ante un equipo que ya había averiguado la forma de hacernos daño, por fuera. Por ahí llegaron los sustos, fallos de placaje en los alas que no fueron convertidos en cinco puntos en contra por la mala definición del rival.
El marcador no se movía y los nervios llegaban para ambos conjuntos. Encontronazos innecesarios, “piques” tontos, alguna tangana. Todo esto derivó en tres expulsiones temporales, dos de ellas para Jaén Rugby, Eduardo Liébanas y David Lafuente. El señor colegiado entendió que era necesario parar aquello y lo hico de forma efectiva.
Cuando se volvió al juego ya era demasiado tarde y poco quedaba por jugar. Final de la primera parte. En un resumen rápido antes de comenzar la segunda mitad diré que Jaén Rugby cobraba caro cada metro avanzado al Atlético, estos a su vez eran dañinos por fuera pero les costaba en delantera. No hubo muchas ocasiones para los nuestros pero mantuvieron un marcador abierto e igualado.
En el inicio de los segundos cuarenta minutos el conjunto local se vio un poco desbordado con uno menos. Ante un equipo así la inferioridad se nota y se paga. Dos ensayos en contra en menos de diez minutos (no convertidos) ponían el marcador a 6-17 tras otro golpe convertido por Jesús Niño nada más empezar. A muchos se nos pasó por la cabeza “ya está, hasta aquí hemos llegado” pero fue entonces cuando el Jaén Rugby mostró su mejor versión. Ante los ataques peligrosos de los portuenses los nuestros respondían con varias escapadas que no terminaron en ensayos por simple y llanamente, mala suerte.
Jesús Niño volvía a convertir otro golpe de castigo (9-17) en el ecuador. Los cambios llegaron rápido gracias al desgaste físico tan grande. Fue entonces cuando un rookie cambiaría el partido. Como venido de la nada, se convertiría en el mejor aliado de Fernando Pulido en una de sus escapadas y “tirando de patas” se colaba entre la defensa rival para hacer la primera marca de Jaén Rugby y poner el marcador al rojo vivo, 14-17. Jesús Niño volvía a convertir cerrando así una mañana de un 100% de efectividad en la patada y convirtiéndose así en el hombre del partido, (16-17).
El encuentro moriría en veintidós del Jaén Rugby que volvía a tirar de casta para defender esa diferencia mínima que les devolvía la esperanza. Lejos de ser un equipo pequeño y de querer hacer “un buen papel”, se cambiaron la careta de oveja por la del lobo y se fueron a por la victoria. La grada, asombrada, se desgastó en gritos y elogios para su equipo. Finalmente no pudo ser y el Puerto dominó los últimos compases, convirtiendo un golpe más y dejando el definitivo 16-20 en el marcador.
Hubo una vez que alguien dijo: “Me dicen que el rugby es una locura, que lo que hacemos es de locos, que no tenemos medida. Pues hagamos locuras juntos”. Gracias por haberme hecho sentir un loco más ayer y sentirme representado por estos locos. Gracias amigos.