Alejandro Copete // @Ale_Copete
Formas parte de un fértil árbol genealógico deportivo que se remonta hasta la categoría de Benjamines. Por tu parte, eres el segundo de la lista. Llevas todo un año esforzándote y te encuentras donde a muchos le gustaría: en zona de play-offs y serio candidato a disputarlos. Todo es perfecto menos por una cosa: tu hermano mayor y el favorito de todos está al borde del abismo y por culpa suya, todo ese esfuerzo, todo ese trabajo que has realizado puede quedarse en agua de borrajas. El filial almeriense afronta estas últimas jornadas en la Segunda B casi más atento a la Primera División.
Tercero en la tabla con 51 puntos y a 3 del Villanovense, el Almería B se ha mostrado como un equipo muy serio haciendo buena la apuesta de la directiva por una cantera fuerte en la ciudad bañada por el Mediterráneo. En casa siguen estando invictos y se han asegurado otro año más en el bronce sumando de esta manera 6 años seguidos en esta categoría. Destacan por ser la segunda defensa menos goleada y por un juego rápido y eléctrico. Un bloque formado por jugadores de muchas nacionalidades en un intento de traer a la U.D Almería las futuras estrellas de todo el mundo. Aunque, como en sus proyectos futuros, el presente del filial también depende de las convocatorias que vendrán del nuevo míster Sergi Barjuán.
A Miguel Rivera no le queda otra que apechugar, resignarse y buscar alternativas si esto sucediera. Jugadores como Dani Romera o Hicham, básicos en el ataque del Almería B, pueden ser llamados a filas superiores. Iván Sánchez está aportando desde el centro del campo con 9 goles. Tras 3 partidos sin conocer la victoria, el filial rojiblanco vuelve a trasladarse a uno de los campos históricos con la presión añadida de un Real Jaén que sabe que esta es de las últimas oportunidades que va a poseer para meter más miedo a los que ocupan las dos últimas plazas de soñar con la plata.
El Almería B, como hemos dicho antes, juega dos partidos cada fin de semana. Uno el suyo, el real, el que se puede palpar y sabes que depende de ti. El otro se juega más arriba, casi en el cielo, pero con la certeza de que puedes caer y estrellarte. Y como el de arriba caiga, no hay hueco para el otro. En ese hipotético caso, el menor tendrá que arrodillarse para ayudar al hermano mayor, jamás podrá pasar por encima de él. Todo lo que había imaginado en la gloria se perderá y el príncipe perderá su corona.