Juan Toral // @juatorsan
- Juan, ¿por qué huele el sudor?
Silencio y cara de póker. Y es que hay cuestiones que por sencillas pudieran parecer absurdas pero de las que cuesta dar una respuesta. Ante la pregunta sin maldad de un amigo, me tocó reflexionar e indagar sobre esta cuestión.
Pero antes de entrar en detalles, habría explicar qué es el sudor y por qué se produce.
La sudoración, también conocida como transpiración, es un fenómeno fisiológico que consiste en la liberación de líquido por parte de las glándulas sudoríparas de nuestro organismo. Los seremos humanos sudamos por diferentes razones, pero la principal es para ser mecanismo fundamental en la regulación de la temperatura corporal, ya que a través de él podemos regular la temperatura de nuestro organismo de manera natural, evitando altas temperaturas que pudieran afectar al resto de funciones corporales.
Y es que si no sudáramos, seríamos incapaces de tolerar el calor que nuestro propio cuerpo genera, por lo que se perdería la capacidad de mantener la temperatura corporal en torno a los 36-37º, temperatura que se necesita para la optimización de las condiciones de nuestros órganos internos. El sudor por lo tanto es un mecanismo de “escape” que hace que regulemos nuestra temperatura corporal ante situaciones externas como altas temperaturas ambientales, esfuerzos físicos, respuestas físicas a estímulos psicológicos o factores como el estrés, el miedo o el nerviosismo que sobrexcitan a nuestro sistema nervioso simpático o en situaciones de alerta como las de fiebre ante las que nuestro cuerpo aumentaría su temperatura haciendo inviable la vida. A través de la transpiración conseguimos regular y asegurar un balance térmico corporal. Por lo tanto, podemos concluir afirmando que el sudor es la forma natural del cuerpo de regular la temperatura.
Este proceso de sudoración tiene lugar en las glándulas sudoríparas. ¿Sabías que cada uno tenemos aproximadamente más de 2,5 millones de estas glándulas? ¿Has llegado a pensar que una persona en plena sudoración puede alcanzar más de 3,5 litros en una hora? Paradójicamente, las mujeres suelen tener más glándulas sudoríparas, pero las de los hombres suelen ser más activas. Nacemos con la carga de glándulas, pero hasta la pubertad no suelen empezar a activarse.
Nuestro cuerpo necesita calorías para su funcionamiento, que suele obtenerlas mediante la ingesta de alimentos. Tras esto, el organismo comienza a quemarlas para su aprovechamiento. En este proceso, nuestro cuerpo se calienta. Es en este paso cuando el cerebro capta este aumento de temperatura, activando el proceso de sudoración para contrarrestar y bajar de este modo el gradiente térmico. Esto se lleva a cabo por la transpiración, es decir, el proceso por el que el agua, en forma de sudor, se evapora de nuestro cuerpo a través de las glándulas sudoríparas situadas en nuestra piel.
¿Cómo se produce esta transpiración? Los vasos sanguíneos de la piel se abren y a través de los poros de las glándulas sudoríparas sale el sudor, que se compone de agua y sodio (de ahí su sabor salado).
Llegado a este punto, es la hora de intentar responder a la cuestión inicial ¿por qué el sudor huele mal? Nuestro cuerpo dispone de diferentes tipos de glándulas, que se suelen dividir en dos tipos:
- Glándulas ecrinas: suelen situarse en la palma de las manos, la planta de los pies y en la región frontal de la cara
- Glándulas apocrinas: se localizan en axilas, pubis, periné, ombligo, pliegues del pecho y en región posterior de las orejas.
El sudor por sí solo no tiene olor, pero puede adquirirlo al entrar en contacto con las bacterias que tenemos en la superficie corporal. Y es en las regiones apocrinas donde por general, suele desprenderse el mal y característico olor del sudor, por ejemplo en las axilas que disponen de ácidos grasos y proteínas que suelen ser un “suculento manjar” para que las bacterias de nuestro cuerpo vayan a ellas dando el desagradable olor. El medio más proclive para que habiten las bacterias son lugares húmedos, cálidos y poco iluminados, por lo que regiones como las axilas y las regiones púbicas son ideales.
La “inoportuna” presencia de estas bacterias y el olor corporal puede deberse a situaciones tan dispares como la falta de higiene, el consumo de ciertos alimentos (como el ajo, la cebolla, el curry, el alcohol, el café, el picante…) o fármacos como los antidepresivos, el uso de cierta ropa (se aconseja evitar prendas ajustadas y de materiales sintéticos; la mejor opción sería el algodón) o diferentes causas metabólicas como pudieran ser la diabetes, la patología tiroidea o alteraciones en la glándula suprarrenal.
En casos extremos, el mal olor corporal que emana el sudor, llega a considerarse una patología que recibe el nombre de osmidrosis o bromhidrosis, que se da en aquellas personas cuyo olor personal provocado por su sudor sea un maloliente aroma. Pero hay que desterrar el caso que relacione el olor corporal con la falta de higiene. Aunque en ocasiones puede tener relación, esta patología suele deberse al mal funcionamiento de las glándulas apocrinas, con alto contenido en ceraminas que al entrar en contacto con las bacterias de la piel, se descompongan produciendo amonio y ácido grasos, desencadenando el fuerte olor. Y es que hay que tener en cuenta como se nutren las bacterias, que toman del medio que le rodea las sustancias nutritivas que en el caso de la piel serían los lípidos, proteínas y el agua, descomponiéndolos mediante procesos químicos fermentativos, sin oxígeno, dando lugar a productos de desecho, que en el caso de las glándulas apocrinas serían como se ha citado con anterioridad, diversos ácidos grasos, amoniaco y compuestos sulfurados.
¿Podemos evitar el malolor?
Los expertos recomiendan una serie de medidas entre las que estarían el empleo de jabones con germicidas para eliminar estas bacterias, antibióticos típicos o la recomendación de la depilación. En vez del típico desodorante, en estas situaciones se recomiendan los antitranspirantes. Otras medidas que parecen dar buenos resultados es mantener la zona seca con polvos de talco o incluso con aloe vera que parece reducir el sudor apocrino y hacer frente a las bacterias.
En casos más extremos como la hiperhidrosis (exceso de sudor) se podría optar por un tratamiento con toxina botulínica, o si todos los anteriores fracasasen, incluso emplear tratamientos quirúrgicos.
Si fallan todas las medidas anteriores, no te castigues. El mal olor corporal tiene mala prensa y estigmas sociales. Acude a tu médico o dermatólogo de referencia.