Alejandro Copete // @Ale_Copete
La U.D Melilla parece que tira de hemeroteca. La temporada pasada también llegaron al mes de diciembre en la situación actual: solamente dos victorias (ambas en casa) en 15 jornadas. Finalmente consiguieron remontar, pero las sensaciones no son las mismas en tierras africanas. Ocupando el penúltimo lugar de la tabla, el equipo melillense parece un barco a la deriva y se respira ambiente de desgaste en el proyecto del gallego Fernando Currás, que intentó revolucionar un poco el once contra el UCAM Murcia como un alquimista que juega con los elementos para, de nuevo, llevarse el chasco de la derrota. Mientras, la afición se impacienta y reclaman soluciones.
Este año a la ciudad autónoma llegaron 6 caras nuevas y se marcharon 4 (entre ellos el veteranísimo Chota), una señal que significaba que cuerpo técnico y directivo confiaban en el bloque del año pasado, con gente importante como el interior diestro Sufián y el mediocentro David Sánchez. Sin embargo el juego del equipo se ha mostrado irregular y muy trágico en números ofensivos, un problema que arrastra también de la temporada pasada. Ni el ex del Jaén Cascón que vuelve e su aventura internacional ni Plata están aportando en esta faceta goleadora. Tanto es así que Currás está intentando jugar de manera más defensiva y poner a un solo punta para al menos, rascar empates. Cosa que consigue gracias a la labor del portero Dani Barrios, de lo mejorcito de esta U.D Melilla. Pero el hándicap del ataque arrastra al resto del conjunto a un círculo vicioso del que, como te despistes, cuesta mucho trabajo salir.
Pero ya son dos jornadas sin sumar puntos y sin recobrar las poquísimas buenas sensaciones que han mostrado los jugadores azulones a modo de chispazos sueltos durante los partidos. El carácter aguerrido, ordenado del año pasado que les hizo subir puestos no está apareciendo de momento y salen a los partidos a verlas venir, sobre todo cuando tiene que viajar al continente europeo. Como ya hemos dicho, las críticas no se han hecho esperar pero a eso se le suma un grave problema económico. Un déficit millonario que, como señalaba el presidente de la entidad en una asamblea celebrada recientemente, no hay dinero y esto es lo que hay hasta final de temporada. Una incertidumbre en Melilla que el deporte es importantísimo y que establece un cupo de jugadores locales temporada tras temporada a la vez que los recompensa con bunas cantidades de dinero. Pero no se sabe que hacen con él en la Unión Deportiva.
Deseando que el tiempo demuestre de nuevo ser cíclico, los jugadores piden perdón por cada tropiezo y prometen jornada tas jornada salir apretando los dientes, confiando en ellos mismos y en las tácticas de su entrenador para revivir de nuevo y, por lo menos, garantizar otro año más en el Bronce a todo un clásico de la categoría. Solamente un punto los diferencia de la salvación, pero nunca sabes si ese rayo volverá a caer en el mismo sitio un año después.