Alejandro Copete // @Ale_Copete
Nota del Autor: Me van a permitir, en la que por desgracia es la última previa de un rival que va a tener el Real Jaén esta temporada, dedicarles unas líneas a todas aquellas personas que están sufriendo en sus carnes la situación del club lagarto. Con ellas están todo mi cariño, ánimo y respeto; ahora y siempre; además de convertirme en una voz más que pide que den la cara cuanto antes aquellos quienes tengan la responsabilidad de hacerlo, porque se están jugando muchas cosas en este momento: vidas laborales y personales, sentimientos, afición y amor a un equipo: el Real Jaén.
Alejandro Copete
El ambiente en la capital gaditana está por los suelos pese a que saben que estarán en el bombo de los play-offs para subir a Segunda División. El problema ha sido la forma de conseguirlo: el Cádiz ha sido un equipo inestable, que no ha encontrado ni un patrón de juego ni un bloque de jugadores bien definidos; y cuya directiva está siendo cuestionada por la afición desde casi principios de temporada. La entidad amarilla no está unida en la búsqueda del objetivo del ascenso, ascenso que cada año que no se consigue es un ladrillo más en el muro del enfado cadista, como cantaría Roger Waters. Muro que cada vez es más y más alto.
Los gaditanos sin embargo han sido uno de los gallitos de la temporada. Gallito venido a menos, pero la clasificación es soberana. Los fichajes no han respondido a la calidad que se les supone incluso viniendo de la élite, como los casos de Abél Gómez y Mantecón, irreconocibles en el terreno de juego. Una mini-revolución con 7 bajas y 7 caras nuevas que seguían teniendo trayectorias futbolísticas más que aceptables pero que parece que se contagiaron del virus que acabó con la destitución de Claudio Barragán tras 34 jornadas. En ningún momento ha sido un equipo serio, estable y en el que se pueda confiar de cara a un Play Off.
Y menos sumido en una racha de 7 partidos seguidos sin conocer la victoria. Una pájara en el tramo más importante que no se ha convertido en tragedia gracias a los goles de Güiza y los mimbres de una plantilla que pese a no cumplir las expectativas, les ha servido para clasificarse. Álvaro Cérvera, de dilatada experiencia, vino a arreglar el problema pero sigue sin encontrar esa estabilidad tan necesaria para animar a sus pupilos y a la afición. Todo apunta a por lo menos ser un equipo difícil de batir, ahora que en las eliminatorias el encajar pocos goles es algo clave.
Con las dudas sobre la viabilidad del proyecto que en su día empezó Quique Pina, con los aficionados pidiendo la cabeza del presidente Vizcaíno, con pintadas en los copches de los jugadores y cánticos de “Mercenarios”. Así es como afronta el Cádiz CF su enésima intentona para volver a grabar su nombre en plata. Muy poca confianza pero hasta el final de todo no se puede dar nada por hecho.