Francisco Trillo // @chescotrillo
Saber estrategias psicológicas de aprendizaje y el efecto de la expectativa ayudarán al entrenador en su relación con sus jóvenes deportistas.
La infancia es el periodo de la vida en el que más potencial de aprendizaje tiene el ser humano. Ateniéndonos a esta afirmación es de especial importancia conocer aspectos y estrategias psicológicas que ayuden tanto a padres como a educadores en la formación del joven deportista y del futuro adulto, integrando el ejercicio físico y los valores de este en su educación y formación como persona.
Modificación de conducta a través del entrenamiento
Por desgracia para nuestra sociedad está demasiado instaurada la cultura del grito, la crítica y el castigo por parte de algunos entrenadores (y padres) para eliminar conductas no deseables en el joven deportista. Esta forma de actuación no suele funcionar y acaba produciendo efectos desagradables para los chavales generando frustración, miedo al fracaso/error y a la larga abandono del deporte.
La modificación de conducta tiene como objetivo promover el cambio a través de técnicas de intervención psicológicas para mejorar el comportamiento de las personas, de forma que desarrollen sus potencialidades y las oportunidades disponibles en su medio, optimicen su ambiente, y adopten actitudes valoraciones y conductas útiles para adaptarse a su contexto. Una de las estrategias psicológicas más eficaces para el entrenador consiste en reforzar las conductas apropiadas del joven deportista con el fin de desarrollarlas, consolidarlas y crear un hábito.
- Reforzamiento Positivo: Consiste en aplicar un estímulo positivo como consecuencia a la conducta que se pretende reforzar, lo que provocará una mayor probabilidad de que esta conducta se vuelva a producir.
Ejemplo: Tras el disparo de un jugador a puerta con su pierna no dominante, el entrenador, independientemente del resultado, elogia la acción con el fin de que el deportista vuelva a realizar esa conducta en otra ocasión. “¡Buen disparo Pedro con la zurda! (acompañado de palmas para animarlo)”
- Reforzamiento Negativo: Consiste en retirar un estimulo negativo para reforzar (no eliminar) una conducta deseada. De esta manera se espera que la conducta que deseamos reforzar sea más probable que aparezca.
Ejemplo: Si se pretende que un jugador dispare a puerta cuando tiene oportunidad pero esta conducta se encuentra inhibida porque en muchos casos, al producirse, aparece la bronca del entrenador por el resultado fallido de la acción. Si tras el disparo fallido a puerta el entrenador retira el estimulo aversivo de los gritos, favorecerá que el jugador vuelva a intentarlo.
El reforzamiento positivo/negativo es una estrategia muy útil que puede contribuir beneficiosamente a crear nuevos repertorios de conductas, así como favorecer un buen clima de entrenamiento, cohesión grupal y emociones agradables en los deportistas.
En el contexto deportivo el castigo como técnica psicológica contribuye a eliminar conductas inapropiadas (conductas agresivas/impulsivas, gestos técnicos incorrectos…) y propiciar un entorno motivante que favorezca la competición sana. El propósito es eliminar drásticamente la conducta incorrecta, debe hacerse de manera proporcional al tiempo que se emplea el reforzamiento para potenciar la conducta alternativa.
- Castigo Positivo: Es una consecuencia que te lleva a eliminar una conducta porque con ella consigues algo que es malo para ti. Es decir, se le aplica realizar una conducta que no le gusta al jugador. Ejemplo: Si un jugador llega tarde al entrenamiento como consecuencia tendrá que recoger todo el material que se ha utilizado ese día él solo.
- Castigo Negativo: Dejas de conseguir algo que era bueno para ti. Es la retirada del estimulo agradable del jugador. Ejemplo: Tras insultar a un compañero en el partidillo el entrenador expulsa al jugador durante 10 minutos.
El Bocadillo: Corregir correctamente
A través de la metáfora del bocadillo vamos a explicar sencillamente como hacer correcciones. En primer lugar (primera rebanada) deberías empezar por destacar algo que hizo bien tu deportista (actitud, conducta), la segunda fase (el jamón) es la instrucción técnica, lo que quieres que mejore y la tercera fase sería un ánimo para conseguir que tu jugador persista en el esfuerzo.
Ejemplo: Pedro, muy buen disparo, ahora estaría bien que le dieras un buena dirección así que primero visualiza donde quieres lanzar la pelota en la portería, y después chuta. Por cierto, sigue esforzándote así, pronto lo conseguirás.
El poder de las palabras
“Si tratamos a los hombres tal y como son,
los haremos peores de lo que son.
Pero si los tratamos como si fueran lo que debería ser,
los llevaremos donde tienen que ser llevados”.
Goethe
Un entrenador es un educador, un transmisor de valores. Un entrenador comunicativo hará que el joven deportista aprenda eficazmente y genere unas expectativas sobre el mismo que le ayudarán a seguir avanzando y progresando en su deporte y su desarrollo evolutivo. La confianza ciega que se les puede entregar a los jóvenes deportistas en su entrenamiento es la mejor actitud que se puede tomar por parte de un entrenador para que estos desarrollen libremente su aprendizaje y su juego, al mismo tiempo que disfrutan y crecen. En los años 60 el psicólogo Robert Rosenthal describió el “efecto Pigmalion” a través de un estudio con 300 niños de semejantes aptitudes intelectuales. Se les informó (con informes falsos) a sus profesores que ciertos alumnos tenían altas capacidades intelectuales y que podrían esperar mucho de estos alumnos. Tras finalizar el curso, el trato de los profesores a estos alumnos “especiales” hizo que en sus notas se reflejara un incremento sustancial de sus resultados superiores al resto de alumnos. La conclusión del estudio sugirió que las expectativas altas que los profesores tenían sobre estos alumnos repercutieron positivamente para que se convirtieran en realidad.
El estudio de Rosenthal ayuda a reflexionar sobre un aspecto. No sólo consiste en hacer lo que se hace, sino también en creer en aquello que se hace. Tener un entrenador “Pigmalion” es tener una persona que confía en ti, que cree en tu potencial y recompensa tu esfuerzo. Utilizar el refuerzo positivo, animar y corregir en los momentos adecuados a través de nuestro lenguaje y trato hacia el joven deportista ayudará a empujarlo a volar hacia sus metas y al mismo tiempo trabajar en su educación y valores para la vida.
Libro: Estrategias psicológicas para entrenadores de deportistas jóvenes. J.M Buceta (2004)
Video: Un buen entrenador, un buen educador. https://youtu.be/z_k8QvrLg_0
@chescotrillo
Perfil profesional en LinkedIn. https://es.linkedin.com/in/ftrillo
Referencias
Rosenthal, R., & Jacobson, L. (1968). Pygmalion in the Classroom: Teacher Expectation and Pupils’ Intellectual Development, by Robert Rosenthal, Lenore Jacobson. Rinehart and Winston.