Alejandro Copete // @Ale_Copete
El inicio de temporada del Burgos fue toda una declaración de intenciones de cómo iba a ser el resto de la temporada. 10 jornadas consecutivas sin ganar, 10 jornadas de derrotas, de empates, de mil y una probaturas en un once que no carburaba y que no ha llegado a hacerlo. Hasta tres entrenadores ha tenido el equipo burgalés para intentar acabar con una dinámica negativa que siempre le ha hecho ir cuesta arriba y con peso extra toda la temporada.
El cambio de Paco Fernández por Manix Mandiola ayudó a salir de los puestos de descenso directo pero no para alejarse de la zona peligrosa del Grupo I. Pero no pudo solventar las múltiples carencias del conjunto castellano-leonés: una mala defensa, abuso del juego directo sin más alternativas en el ataque y jugadores de mucha calidad como Álvaro Antón, el ex lagarto Montero y el canario Armiche que no han respondido a las expectativas que generaron. La caída definitiva fue a falta de 5 jornadas, cuando pones en el asador todo el trabajo de un año. Cuando parecía haberse encontrado cierta regularidad, dos derrotas ante Ponferradina y Cultural Leonesa provocaron la búsqueda de un nuevo revulsivo: a falta de tres jornadas, decidió rescindir el contrato del entrenador de la gorra, siendo Nacho Fernández, hasta ese momento director deportivo, el encargado de coger al equipo hasta final de temporada. Y en el partido definitivo, cuando a los burgaleses le sobraba con hacer un mísero punto, la debacle. Derrota con goleada incluida ante un Boiro que salvaba la categoría.
El Burgos, que cambió de directiva a mediados de la temporada, confía el juego ofensivo en su pareja de laterales Andrés (líder del equipo) y Jorge para el exterior y en una línea de 3 mediocentros para el interior donde destaca por encima de todos Chevi. Llegado en el mercado de invierno es el jugador más en forma de los blanquinegros, un mediapunta con ganas de balón y olfato de gol. La referencia arriba es Adrián, pichichi con 12 goles y atrás, en un intento de tapar los continuos agujeros de la defensa llegó también en invierno Odei. Para el partido de ida será baja el central Jorge García.
En el Plantío se jugarán los primeros 90 minutos de la eliminatoria que nunca nadie quiere jugar. La que significa la redención o la condena definitiva. La que rompe ilusiones y la que hace respirar de nuevo por un tiempo. El aviso, el toque de queda, la muestra más clara que la Segunda B es una categoría señorial y que quien quiera seguirla jugando debe derramar su sangre, su sudor y sus lágrimas.