Jaén revivió el paso de la Vuelta ofreciendo una etapa vibrante que se saldó con una victoria portentosa del polaco del Bora, que remató con maestría la escapada del día
Diego M. Díaz Salado // @dmdiazsalado
Jaén no suele fallar. La provincia jienense abre su mar de olivos como territorio ávido para el ciclismo de quilates. Lo suele hacer, año tras año, en una Vuelta a España que tiene aquí un socio inestimable: terreno para el disfrute, plásticas panorámicas y una afición entregada en las cunetas. Pero bien se sabe que lo anterior puede no ser una ecuación perfecta para que lo que se ofrece triunfe sobre la siesta. Hace falta, en su mayor medida, la colaboración del que pedalea. En este caso, ellos tampoco fallaron. La decimocuarta etapa de la ronda hispana no decepcionó, igual que no lo hizo un Rafal Majka (Bora-Hansgroe) que sabe bien a lo que juega, y que por ende, hizo lo que debía para estrenar su palmarés en la ronda hispana. Los gallos le siguieron, a poco más de medio minuto, con pocas diferencias entre ellos para lo mucho que se vio en un puerto final plagado de idas, venidas y ataques.
Por su parte, el polaco, escalador de campanillas con tendencia a desentenderse de las generales, parecía tener marcado en su agenda el día D de la Pandera. Se metió en la fuga, y lo hizo acompañado por un coequipier cualificado, el austríaco Konrad, un joven aunque ya sobradamente preparado que le hizo fácil lo más difícil: mantener a raya al grupo de favoritos a las faldas del puerto decisivo. Con casi dos minutos (1:45) se plantaron los cinco supervivientes de una fuga numerosa –los citados del Bora-Hansgroe más Rui Costa (UAE), Villella (Cannodale) y De Clercq (Lotto-Soudal)- a falta de 11 kilómetros, los que ocupan la subida a la cima jienense final de carrera. Suficiente si quien está en liza es este polaco que cuenta en su haber con tres victorias parciales en el Tour, dos maillots de la montaña en la Grande Boucle, un tercer puesto en la general de la Vuelta y un bronce olímpico, entre otros méritos de postín. El que fuera compañero de Contador en Tinkoff (Majka), puso velocidad de crucero para zarpar de sus compañeros de fuga y navegó a lo largo de un puerto plagado de rampones haciendo buena la diferencia señalada. En la angosta y ruda carretera que llega al antiguo acuartelamiento, Majka consumía kilómetros y desnivel hasta alzar los brazos en una merecidísima victoria.
Por detrás, mucho ataque, aunque con poco resultado. Los hombres fuertes de la general tensaron el ritmo desde mucho antes de llegar a la subida decisiva. En total, los últimos 40 kilómetros de etapa resultaron frenéticos, con varios equipos tirando del gran grupo para disolver la ventaja de los escapados. El ruso Mamykin, del Katusha, inició la escabechina en el puerto de segunda de Locubín, dejando en una veintena de unidades el selecto grupo de favoritos. En el precioso paso por Valdepeñas de Jáen –esta localidad debería ser de obligado transcurrir de la Vuelta-, el pelotón, ya mermado en cantidad, se deshizo como un azucarillo. El tremendo muro urbano, con hasta un 21 por ciento, calentó las piernas a propios y extraños, mientras una multitud vibraba en sus calles. Ciclismo en estado puro, aroma de carrera grande. La carrera enfilaba la subida clave, y Bahrein-Merida, Quick Step, Astana y por último Sky, endurecían el ritmo, pero el buen trabajo de Bora-Hansgroe en la escapada, gracias al referido Konrad, hacía que delante se ofreciera resistencia, a la postre, decisiva.
Ya en el rugoso asfalto de la Sierra de la Pandera, comenzó el baile. Tras probarlo Bardet (Ag2r) y Carapaz (Movistar), cuando el terreno se ponía a eso del 15 por ciento, Chaves movió el árbol. Contador (Trek) y Nibali (Bahrain-Merida) lo emularon, cogiendo unos metros de distancia frente a un Froome (Sky) que ni se inmutaba, confiado en el apoyo de su compañero Poels. De la Cruz (Quick Step), a la sazón primer español de la general, cedía terreno, al igual que Aru (Astana) o Woods (Cannodale), todos del top 10. Astana se guardaba otra carta, la de Supermán López, que parecía soldado a la rueda de Froome. Solo su tacañería inicial –quizás inexperiencia- le privó de un triunfo que hubiera conseguido si hubiese atacado con más margen, ya que demostró que era el más fuerte de los hombres clave. Finalmente se fue, dejando con relativa facilidad a tres ganadores del Tour como el británico, Nibali y Contador, y emprendió infructuoso camino a la caza de Majka. Iba fuerte el colombiano, pero sin terreno para atrapar a un polaco que había regulado bien y casi se encaramaba ya a la meta. Así fue, Majka sucedió a Cunego como último ganador en La Pandera, este en 2009, y celebró con fuerza su primera victoria en la Vuelta, la primera también de su equipo, y coloca a Polonia con nada menos que tres triunfos parciales, uno menos que Italia, que con cuatro, comanda este sucedáneo de clasificación provisional de ganadores de etapa. España, por el momento, aún no ha visto triunfar a uno de sus ciclistas, aunque eso sí, tanto De la Cruz como Contador, séptimo y octavo, respectivamente, acechan a un minuto un podio que ahora ocupa, en su tercera plaza, Wilko Kelderman (Sunweb). Froome sigue líder, seguido por Nibali.
Este domingo llega la última de las etapas andaluzas de la edición 2017. También tendrá a Jaén como protagonista, en este caso, de salida, ya que la serpiente multicolor partirá desde Alcalá la Real. El destino, igualmente montañoso, en Sierra Nevada. Hoya de la Mora acogerá un final en alto en un puerto también de categoría especial, aunque distinto en sensaciones a la subida a la Sierra de la Pandera. Se trata de una ascensión larga, no tan explosiva como la jienense, de casi 20 kilómetros y una pendiente media del 5,7 por ciento, con rampas que se acercan a los dos dígitos. Antes, en escasos 129 kilómetros, habrá superar los altos de Hazallanas y El Purche, ambos de primera categoría, este último, prácticamente encadenado con Hoya de la Mora, con lo que serían más de 28 kilómetros continuos de ascenso. Terreno propicio para seguir poniendo en apuros al líder, y un destino idílico para sumar una victoria de etapa. Esta trepidante Vuelta a España encara su semana decisiva con mucha tela por cortar.