En la preparación deportiva hay muchos 1% que suman. La psicología te ayuda a descubrir algunos.
Francisco Trillo // @ChescoTrillo
Pocas dudas existen ya sobre el efecto positivo que tiene la preparación mental en el deportista. De sobra es conocido que junto a una buena preparación física, el ocuparse de otros planos como la nutrición, la fisioterapia y la mente del deportista pueden ayudar en la consecución del objetivo.
En este breve texto vamos a explicar las variables estrella que los psicólogos solemos trabajar con el deportista para mejorar su rendimiento psicológico, que no es lo mismo que su rendimiento deportivo. Conseguir un alto rendimiento psicológico, es conocer tu propio cuerpo y mente, saber manejar la presión, anticiparse a posibles situaciones y focalizar todos tus esfuerzos en conseguir tu objetivo. Esto junto con otros factores de entrenamiento y la competición puede ayudar a conseguir el alto rendimiento deportivo.
La psicología deportiva permite ayudar al deportista trabajar en 5 grandes aspectos: La Atención, Emociones, Motivación, Confianza y Apoyo social. Sembrar estas variables y regarlas cada semana como parte del entrenamiento deportivo nos ayudará a progresar en los resultados de rendimiento y compensar el entrenamiento del cuerpo con el de la cabeza. Imagina que vas al gimnasio y sólo ejercitas el tren superior… ¿Qué pasa con tus piernas?, ¿A caso no las necesitas?. Del mismo modo que en nuestro entrenamiento compensamos todos los músculos del cuerpo, la psique también debe ser trabajada.
- Atención: El objetivo es discriminar estímulos y focalizar la atención. En la competición existen estímulos irrelevantes que distraen (grada, rivales que nos ponen a prueba, pensamientos, sensaciones…). Se trata de desarrollar la habilidad para manejar de forma voluntaria (y posteriormente automática) los cambios de foco atenciones ajustándola a las necesidades y circunstancias de la actuación deportiva, es decir, focalizarse en la tarea, en el aquí y ahora, en la ejecución. Para entrenar la atención primero averiguamos cuales son los estímulos que no me aportan y cuales me pueden ayudar a concentrarme. Elaboramos una serie de pautas de actuación antes de entrenar, autoinstrucciones y trabajamos con la respiración abdominal que será la que nos hará de “”ancla” o “freno de mano” para volver al aquí y ahora. También entrenamos la práctica de la meditación para ayudar a centrarnos en el presente y aceptar los estímulos que no podemos controlar.
- Motivación: En la primera sesión es importante clarificar valores, metas y objetivos. El deportista siempre debe tener claro porqué está invirtiendo tanto tiempo, esfuerzo y sacrificio en su preparación deportiva. Saber dónde vamos nos ayuda a saber qué tenemos que hacer para llegar. Para esta variable podemos hacer una lista de objetivos (que dependan de nosotros), con sus tiempos y tareas a realizar para conseguirlos. Nos viene bien elaborar un eslogan que sea nuestro estandarte y dar a conocer a uno mismo los motivos de competir.
- Emoción: Las emociones se viven, ni se eliminan, ni se gestionan, ni se ocultan. Somos la única especie capaz de hablar sobre nuestras emociones y aprender de ellas, por eso la psicología aplicada al deporte trata de ayudar al deportista a conocer el antecedente-emoción-reacción de sus emociones en cada situación. Se intenta poner al deportista en las diferentes situaciones para que se generen presiones, estrés (prevención de lesiones), euforia, obsesión, relajación, etc y así saber cómo reaccionar y seguir adelante, sabiendo que aunque me sienta de esta forma puedo seguir con ejecutando mi tarea, segundo a segundo. En este sentido utilizamos metáforas, ejercicios experienciales, meditación y visualización orientadas a de-fusionar pensamientos y emociones de la persona.
- Confianza: El objetivo es generar un clima amable y positivo y favorecer la sensación de logro en el deportista. A través de un discurso pedagógico podemos favorecer el incremento de la confianza de un futbolista. Aquí toman especial validez los refuerzos positivos que se le hacen al deportista con sus avances, no sólo cualitativos (mejora de sus marcas personales), sino también cualitativos como el esfuerzo, el cambio de hábitos, solución de posibles problemas etc. La confianza está muy ligada al plano cognitivo, aquí es importante recalcar “¿estoy haciendo lo que tengo que hacer?” Si es afirmativo, seguir perfeccionando ya que el resultado en competición no depende solo del deportista, si es negativo, corregir y cambiar para conseguir resultados diferentes.
- Apoyo social: Aspecto clave que se nos suele olvidar. Los seres humanos somos personas que necesitan de otras personas, necesitamos charlas, abrazos, risas, compartir nuestras alegrías y nuestras tristezas. Es importante que trabajemos el plano social en nuestro deportista, ya que de no tenerlo podemos tener a alguien muy bien preparado físicamente pero deprimido porque se siente solo. Todo suma y evidentemente las personas también. Del mismo modo, alejar a las personas tóxicas de la vida cotidiana del deportista también será un objetivo en nuestra intervención. A veces es más importante saber qué relaciones tenemos que cortar más que cuales crear.
La competición deportiva pone tu cuerpo al límite, estar preparado mentalmente para afrontar ese límite y sacar el mayor rendimiento es posible. La preparación psicológica no hace que ganes tu competición pero si no la tienes, sí puede hacer que la pierdas.
@chescotrillo
Perfil profesional en LinkedIn. https://es.linkedin.com/in/ftrillo
Buceta, J.M. (1998). Psicología del entrenamiento psicológico. Madrid: Dykinson.
Jardel, R. (2012) Planificación, programación y desarrollo del entrenamiento mental y emocional en un equipo de fútbol. En congreso Psicología aplicada al fútbol: Jugar con cabeza (pp. 205-227). Prensas de la Universidad de Zaragoza.