
Rosa Bárcenas, durante la prueba celebrada en Sierra Nevada. Foto: Less is More.
Me gustaría contaros mi experiencia en una modalidad poco común de correr por la montaña. Se llama ‘snow running’, la traducción es fácil: correr por la nieve. Ya sé que suena un poco a rizar el rizo pero es lo que nos pasa a los que amamos el monte, que ya no sabemos que inventar para seguir experimentando sensaciones en su seno. El pasado sábado por la tarde noche, participé por segundo año consecutivo en la VIII Edición de la Snow Running Sierra Nevada, un recorrido trazado por la estación de esquí, con una distancia total de 12,7 km, y 920 m. de desnivel, las cifras no parecen gran cosa pero hay que sumarle un par de ‘peguillas’ como son la temperatura (-10ºC) y la altitud en la que discurre la prueba, entra los 2.143m y los 2.934m.
Correr cuesta arriba por la nieve a esa altitud en la que ya la falta de oxígeno, se deja notar, significa ir dando bocanadas en plan pez fuera del agua, sensación en principio poco agradable que tarda su rato en pasarse, o mejor dicho en acostumbrarte porque pasarse no se pasa…. El escenario es mágico, la hora de salida es justo al atardecer cuando se pone el sol y los naranjas en el horizonte, este año que ha hecho buen tiempo, colapsaban nuestras retinas. Muchos corredores este año, 800 sin ir más lejos, un hervidero de energía humana y buena onda, todos nerviosos, todos helados, todos pletóricos y ‘chisporroteantes’ por hacer lo que más nos gusta, por compartir esa bella carrera, dura y exigente, en definitiva diferente.
Este año, a pesar de tener unas condiciones meteorológicas menos adversas que el año pasado, empleé más tiempo en hacer el recorrido, ¿motivos?, pues los que sean, qué más da. «Menos es más», significa reducir algo a lo mínimo, a los elementos esenciales que componen la cosa. Todo lo demás sobra.