Francisco Jesús Castellano
Hola amigos de ‘El Deporte de Jaén’. Hoy os quiero transportar hasta uno de esos parajes perdidos en nuestras sierras, se trata la ruta que transita por la ribera del Río Borosa, zona limítrofe entre la Sierra de Segura y la Sierra de Cazorla.
Nada más llegar el arrullo del agua nos envuelve, cuando cruzamos el puente en busca de la otra orilla en busca del inicio del sendero, al poco de iniciar nuestro camino nos encontramos con una poza algo profunda donde se unen el arroyo de las truchas (llamado así por su gran presencia de este apreciado pez, donde antiguamente se aglomeraban pescadores en busca de su sustento). Seguimos por algunas curvas suaves hasta llegar al puente de los caracolillos, llamado así por la extraordinaria geología presente en la zona donde literalmente se puede ver la historia, cientos de estratos superpuestos en un impresionante pliegue en forma de anticlinal. Continuamos andando para pasar por uno de los enclaves de mayor belleza de todo este vasto Parque Natural, la Cerrada de Elías un cañón natural tallado por la fuerza del agua, donde sus remansos, saltos de agua, pozas y meandros crean uno de los paisajes fluviales más espectaculares de todo el sur de Europa como podéis comprobar en la fotografía de la derecha.
Tras este maravilloso enclaves nuestra ruta no deja de sorprendernos con grandes cortados, rodeados de altas montañas y con una cumbre emblemática de fondo, el Baderillas, la ascensión es muy suave, tanto que nos tomamos un pequeño descanso en un precioso prado bajo una higuera para disfrutar del paisaje más que para reponer energías. Seguimos despacio porque queremos empaparnos de la singular belleza de este lugar, tras cruzar el último puente alcanzamos la central hidroeléctrica donde habremos recorrido 10 km. Para los más aventureros siempre recomiendo continuar 2,4 km más hasta alcanzar las Lagunas de Valdeazores se trata de varias lagunas endorreicas, que existen todo el año y catalogadas como Zona de Especial Protección para las Aves, pero hasta llegar allí nos queda un trecho de sendero pedregoso que nos deja las vistas más bonitas de la visita con varias cascadas y pozas de azul turquesa sin olvidarnos del Salto de los Órganos una impresionante cascada natural tallada en la piedra caliza con unas formaciones similares a los tubos de un órgano. Nuestro retorno lo hacemos por el mismo recorrido, aunque la luz de tarde hace que pese a ver los mismo paisajes parezcan distintos.
Por todo ellos os recomiendo que cuando tengáis un hueco en vuestras agendas os acerquéis hasta este maravilloso enclave para que lo disfrutéis vosotros mismos y conozcáis este rincón no tan oculto.