Emilio Antolín // @EmilioAntolin
Es difícil llevarle la contraria al refranero español y, sin embargo, la Liga 1|2|3 es tan imprevisible que ni siquiera los dichos populares se pueden hacer buenos. No en vano, la jornada para los jiennenses en la categoría de plata ha dejado luces y sombras, un sabor agridulce marcado por unas segundas partes que resultaron decisivas, para bien y para mal.
Así, el Córdoba de Aguado tiró de heroica para imponerse en el descuento al Extremadura por 4-2. Dos postreros goles de Jovanovic y Jaime dieron los tres puntos a un conjunto califal en el que Aguado fue titular, aunque acabó siendo sustituido en el 72 tras dejarse la piel sobre el césped y hacer un papel discreto.
Con victoria cerró la jornada el Almería de Corpas, titular y con papel destacado durante los 90 minutos. En este sentido, el mejor fútbol de los almerienses se desarrolló por los costados, por donde llegaron las mejores ocasiones. Un tanto en la segunda mitad de Andoni puso el definitivo 2-1.
Peor le fue tras el paso por vestuarios al Oviedo de Anquela y Carlos Hernández, quien volvió a la titularidad tras dejar atrás sus problemas físicos y rindió a un buen nivel. No obstante, tras una primera mitad de dominio, los asturianos se dejaron empatar en el segundo acto, pudiendo incluso perder el partido ante un Mallorca que apretó hasta el 90. Al final, discreto 1-1.
Por último, la peor parte se la llevaron el Elche de Iván Sánchez, que cayó goleado ante el Cádiz en una segunda mitad espectacular de los gaditanos, y el Nástic de Javi Jiménez y Manu del Moral, que tras perder ante el Albacete se hunde en la última posición de la tabla.
El primero de ellos, Iván, destacó protagonizando la jugada del tanto ilicitano, asistió a Kaba para poner el 0-1, pero un vendaval amarillo arrasó a los suyos en 25 minutos (del 50 al 75) para cerrar un abultado 5-1.
Del otro lado, los jiennenses del Nástic vieron desde el banquillo como su equipo se dejaba el partido en los primeros 20 minutos sin poder hacer nada. De hecho, Javi Jiménez no llegó a saltar al césped, mientras que Manu del Moral lo hizo a media hora del final para, simplemente, ser testigo en primera persona de como el partido llegó al 90 sin moverse el 2-0 del marcador.