
Once del UD San Pedro en un encuentro de esta temporada. Foto: UD San Pedro.
Alejandro Copete // @Ale_Copete
Aún queda mucha temporada por delante aunque estemos ya rozando su ecuador, pero la U.D San Pedro está repitiendo unas dinámicas que ya ocurrieron el año pasado a estas alturas de liga. 19ª con 18 puntos, los malagueños son el tercer equipo del Grupo IX que más partidos ha perdido y ya ha sufrido un cambio de entrenador en busca de mejores resultados. El onubense Camacho, que sustituyó en la primera vuelta a Boris, ha sufrido el mismo destino tras salvar al equipo a falta de pocas jornadas para el final de la 17/18 y fue destituido el 13 de noviembre.
Ahora es Jaime Molina, ex jugador de Primera División y con pasado jiennense en el banquillo del Linares, quien guía los mandos de la UD San Pedro en busca de seguir un año más en la Tercera División. Sumarían nueve seguidos si lo consiguen, pero con solamente 2 años quedando por encima del 10º puesto. De sus cinco victorias, dos han sido fuera de casa, por lo que esa estadística está muy igualada. Llegan al partido contra el Real Jaén con una derrota en casa frente al Loja, lo que les ha impedido de nuevo sumar dos resultados positivos en dos jornadas consecutivas.
La apuesta para una plantilla que ha sufrido mucho “plan renove” ha sido de nuevo jugadores jóvenes con apenas experiencia en la categoría (como el “clan de los argentinos” formado por Nacho Prieto y Valentí, entre otros) y la subida de jugadores del juvenil: Aldu, Jorge y TJ, este último que ya debutó unos pocos minutos la temporada pasada. Los jugadores con más experiencia que venían a complementar un equipo cuyo líder en el césped es Álvaro Olmo han sido Pecas tras su experiencia en Gibraltar y Alberto Montaño, que vuelve a su casa.
En el viaje hacia la capital del Santo Reino, Molina no podrá contar con el guardameta Joki y Cintrano, otra de las grandes figuras de la UD San Pedro y máximo goleador la temporada pasada. Querrán aprovecharse de un Real Jaén que vio rota su histórica racha de la peor manera posible, encajando un saco de goles y sin ser capaz de anotar ninguno.