Victoria para Carlos Hernández. Foto: Real Oviedo.
Emilio Antolín | @EmilioAntolin
Aire para la zona baja y gesto torcido en la zona media-alta. Es el resumen de una jornada, la duodécima, en la que el Oviedo parece ir dejando atrás su travesía por el desierto, y en la que Almería y Elche han dejado a los suyos huérfanos de alegrías.
No en vano, el Oviedo de Carlos Hernández, de nuevo liderando la zaga durante 90 minutos, celebró su primer triunfo en casa a costa del Girona (4-2), logrando tres puntos que sirven para salir del pozo y mirar con esperanza al futuro.
En el terreno individual, Carlos cuajó un partido correcto, sin alardes, guardando bien la posición y resolviendo con solvencia el trabajo que tuvo, aunque es cierto que Stuani le ganó la partida en el primero de los goles catalanes con un gran movimiento.
Peor le fueron las cosas al Almería de Corpas, que en su visita a Alcorcón solo logró un punto (2-2) que, eso sí, le sirve para mantenerse colíder. En un duelo muy accidentado, el extremo no cuajó un partido para recordar, al menos en el plano positivo.
De hecho, Corpas fue protagonista del primer gol del Alcorcón al provocar un penalti involuntario cuando un remate de cabeza impactó en su brazo, mientras que en la segunda mitad dejó a su equipo con 10 al ver la segunda amarilla por una dura entrada.
Por último, el Elche de Iván Sánchez perdió la oportunidad de meterse en la zona noble con un pobre partido ante el Sporting, que se llevó el gato al agua con un solitario gol de Manu García.
El jiennense fue víctima de la seguridad defensiva que mostró la escuadra asturiana y acabó con un tiro desde la frontal, que se marchó muy desviado, como única aportación personal reseñable en 90 minutos.
