Pablo Ruiz
Necesita mejorar. La calificación que tanto temíamos los estudiantes de la extinta Educación General Básica define a la perfección, aunque de una forma demasiado simplista y superficial, la situación del Real Jaén.
Bastaba echar un vistazo al mapa de la Segunda División para comprender que, salvo sorpresa mayúscula, inusual en la categoría de plata, el equipo comandado por Manolo Herrero ha llegado para sufrir y tener que apretar los dientes, si no quiere volver al pozo. Salimos de la segunda jornada y parece casi temerario adelantar un futuro aciago para nuestro club, pero lo cierto es que los errores que se han observado en los dos primeros encuentros tienen mucho de despiste y demuestran que en la Liga Adelante, los pícaros son los que sobreviven.
El Real Jaén de Herrero despliega un fútbol del que pocos pueden presumir, incluso en Primera. Pero no es suficiente. A balón parado y por alto, los blancos padecen demasiado. Tanto, que la severa derrota en Soria mucho tiene que ver con ello y eso, a pesar de que los jugadores, viéndose en total inferioridad, tiraron de casta y pundonor para decir “somos el Jaén y Jaén nunca se rinde”.
Hay que ser positivos y optimistas. El manido margen de mejora está ahí. Jugadores nuevos que habrán de acoplarse y una recobrada categoría, muchos años después, a la que todavía deben adaptarse. Pero no olvidemos que los primeros puntos son vitales para no caer en la depresión de ocupar los últimos puestos. Esa losa puede pesar mucho y aunque los profesionales del Real Jaén están bien preparados, costaría un mundo levantarla.
La zaga hizo aguas en Los Pajaritos y por ahí debería empezar a trabajar el técnico. Seguro que ya lo está haciendo. Resulta aventurado dar consejos a quién ha ratificado que sabe un rato de fútbol… pero en los despachos, ya deberían estar moviéndose para solucionar el tema del delantero. El equipo sigue sin gol. Ojo, no nos puede despistar el que en dos jornadas haya marcado tres. Son insuficientes y en Segunda, no vale la racanería en el luminoso.
De diez la afición jiennense. La marea blanca está con el equipo desde el primer minuto. Palizón a Soria y aunque con sabor amargo, ya hay quien no duerme pensando en Lugo. Todo un ejemplo de por qué el Real Jaén ha llegado donde ha llegado.