Con todos los efectivos disponibles, el Real Jaén vuelve a jugar en La Victoria olvidándose del último encuentro casero frente al Mirandés y echando la mirada al partido en Barcelona. El rival de esta semana es un histórico del fútbol español que puede tirar de esa faceta histórica para plantarse en Jaén y complicarle a los locales la vida. No obstante, el aliento del público volverá a servir de aliciente para los hombres de Manolo Herrero.
Las cosas en el entorno de las oficinas de La Victoria no están en su mejor momento. Ha sido una semana de aguas revueltas, con el nombramiento definitivo del Consejo de Administración, adjudicando a cada uno de sus miembros una misión dentro del club. Pero, lo peor para la afición, la caída del cartel de Juan Carlos Hidalgo. Una cuestión, la extradeportiva, que no debe mermar los ánimos de los aficionados y menos aún la concentración de los jugadores.
Precisamente el Zaragoza está pasando por un momento poco agradable en lo deportivo (se encuentra en una posición por debajo de los jiennenses). Los resultados no acompañan a las expectativas ‘top’ que el conjunto de Paco Herrera mantiene en la presente campaña: subir a Primera División. De los últimos cuatro partidos sólo han sumado dos puntos en sus casillero, con dos derrotas y dos empates (Deportivo de la Coruña 1-1 Zaragoza; Zaragoza 2-2 Alavés; Éibar 3-2 Zaragoza; Zaragoza 1-2 Numancia) por lo que necesitan crear ánimo entre los aficionados aragoneses para que no se diluya.
Un partido, en definitiva, con problemas diferentes, en el que irán a por todas. Los jiennenses podrán lucir el once de gala (aunque todavía no se ha repetido esta alineación) y brindar a la afición una nueva tarde de buen fútbol y buen resultado. Concentración y que los asuntos administrativos no se cuelen en el verde de La Victoria.