Diego M. Díaz Salado | @dmdiazsalado
El profesional jienense disputa desde este martes la prueba burgalesa, pistoletazo de salida al ciclismo internacional de primer nivel tras el parón por la pandemia
En el mes de julio más atípico de la historia recordada en el orbe ciclista, sin Tour de Francia, la Vuelta a Burgos se ha erigido en el centro de las atenciones de los aficionados al deporte del pedal.
La prueba burgalesa, de categoría 2.Pro, un escalón por debajo de la “primera división” ciclista, supone el reinicio de una temporada a la que le sobran los calificativos, por insólita y desconocida.
Esta Vuelta a Burgos, tradicionalmente una carrera de interés nacional que hacía de puente entre el Tour de Francia y la Vuelta a España ha concitado la participación de parte de los primeros espadas del pelotón internacional, ansiosos de ponerse un dorsal y ávidos de afilar su preparación para cuatro meses de infarto en los que se concentrarán, Covid-19 mediante, el grueso de la temporada ciclista.
Entre estos profesionales deseosos de retomar su trabajo está el jienense José Manuel Díaz Gallego, que este martes ha dado continuidad a la que estaba siendo su primera temporada en Nippo Delko Marseille, equipo francés en el que disfrutaba de sus mejores momentos como ciclista profesional.
El joven jienense, de 25 años, ha sido de la partida la alineación de siete corredores de la escuadra francesa, y lo ha hecho demostrando que vuelve del obligado parón con un buen golpe de pedal, llegando en 19º posición en una exigente etapa inicial con final en el Mirador del Castillo, después de 157 exigentes kilómetros y rampas finales al seis por ciento, que dado el carácter de inicio de temporada que ha tomado esta carrera, más de cuatro meses después de la última, no eran moco de pavo.
El austríaco Grosschartner, del Bora, sorprendió para alzar los brazos y colocarse como primer líder, antecediendo a la promesa portugesa del Deceuninck, Joao Almeia y a un Alejandro Valverde que a sus 40 primaveras sigue prometiendo cosas bonitas. Díaz Gallego llegó a 16 segundos comandando un grupo perseguidor de mucho nivel, por delante de Enric Mas o Fabio Aru, entre otros.
A Díaz Gallego le quedan cuatro etapas más en Burgos en las que consolidar este buen papel inicial y, a priori, pelear por una buena posición general que le sirva para lanzar repleto de confianza un agosto en el que el joven jienense tiene depositadas esperanzas.
Su idea en Burgos es recuperar sensaciones, y conforme avancen las etapas, decidir si busca la fuga o lucha por afianzar una general de calidad entre los 25 primeros.
Después de Burgos será de la partida en otra prueba clásica del verano nacional, Getxo, con menos opciones al tener un perfil más ávido para gente rápida, y sobre todo, con la mirada puesta en la carrera ilusionante posible: el campeonato de España de fondo en carretera que correrá en casa, siendo el único profesional que podrá presumir de esa condición.
Será el 23 de agosto, como ya sabemos, en la provincia de Jaén, y con final en la monumental Úbeda.
Hasta este momento, Díaz Gallego puede decir que se está labrando una buena hoja de servicios con su nuevo maillot marinero a rayas azules horizontales del Nippo Delko. Debutó en Arabia Saudí, en una carrera sin chicha y mucho llano.
Viajó hasta Ruanda para disfrutar del apasionado ciclismo que crece en ese país y estrenar su palmarés profesional, demostrando que hay madera y confirmarse como un buen corredor de equipo y ganar kilómetros de calidad en la prestigiosa París-Niza, donde protagonizó la escapada más larga de la carrera.
Después de un entrenamiento concienzudo durante el confinamiento, primero en casa y luego por la agreste provincia jienense, y una concentración posterior con el equipo en el sur de Francia, este martes volvía a correr en España después de dos años de ausencia, sin contar el campeonato nacional de 2019, y lo hizo marcándose un meritorio top 20.
En concreto, no corría en España una prueba del calendario ciclista internacional desde el 25 de julio de 2018, en Ordizia, entonces con los colores de Israel Cycling Academy. Pero la realidad actual es muy diferente, en todos los sentidos. El año ciclista empieza de nuevo, y Díaz llega al inicio con buenas sensaciones.